El impacto de la pandemia en las familias migrantes asentadas en la frontera norte ecuatoriana

25 de Septiembre del 2020
El impacto de la pandemia en las familias migrantes asentadas en la frontera norte ecuatoriana

Las principales diásporas migratorias en el cono sur de América Latina se generan a raíz de las continuas contracciones económicas de los últimos seis años en Venezuela; y en el caso colombiano, por los conflictos armados y el deterioro de la seguridad en las fronteras, debidos al despliegue de grupos criminales y narcotráfico. Frente a esa situación, la frontera norte del Ecuador presenta una compleja dinámica migratoria, pues es la puerta de entrada de migrantes colombianos y venezolanos que buscan mejorar sus condiciones de vida o encontrar un lugar que garantice su seguridad. 

Ecuador tiene una reputación de país progresista con respecto a la migración, debido a que reconoce en su Constitución, desde 2008, el derecho a migrar. De acuerdo con el artículo 40 de la Constitución, el Estado ecuatoriano debe ofrecer asistencia a los migrantes y a sus familiares; brindar servicios para que esta población pueda ejercer sus derechos; promover la reunificación familiar y el retorno voluntario para incrementar los vínculos con Ecuador; y, entre otros, proteger a las familias transnacionales. Sin embargo, la inserción de la población migrante en la sociedad ecuatoriana es compleja, a raíz de los continuos brotes de discriminación y xenofobia, alimentados por políticos, autoridades y medios de comunicación.

Pese a que la Constitución reconoce el derecho a migrar, en la práctica el Ecuador exige visados para el ingreso a ciudadanos de 24 países, entre ellos ciudadanos afganos, iraquíes, cubanos y venezolanos; y hasta diciembre de 2012, Ecuador exigía el certificado de antecedentes penales para el ingreso de ciudadanos colombianos a Ecuador. Los demás extranjeros pueden entrar al país con pasaporte, en calidad de turistas, y permanecer en el territorio durante 90 días. 

Específicamente en el caso de los venezolanos, se impuso el ingreso y regularización mediante la visa humanitaria, a raíz de un feminicidio ocurrido en la ciudad de Ibarra por parte de un ciudadano venezolano a su pareja embarazada ecuatoriana. Como consecuencia, el gobierno ecuatoriano anunció e implementó medidas para controlar la situación legal de inmigrantes venezolanos. Así, quienes ingresaron con su documento de identidad o pasaporte hasta el 26 de julio de 2019 tuvieron plazo hasta el pasado 23 de agosto de 2020 para realizar un registro migratorio, presentar sus antecedentes penales apostillados, el sello de ingreso al país y el pago de 50 dólares para obtener la visa humanitaria con validez de 2 años. Anteriormente, los venezolanos podían ingresar al país con pasaporte, tarjeta andina y cédula de identidad, debido a la vigencia de la Ley Orgánica de Movilidad Humana, emitida en enero de 2017, que actualmente está en proceso de reforma en la Asamblea Nacional.

En términos generales y de acuerdo con el Banco Mundial, 370.000 migrantes y refugiados venezolanos ingresaron al Ecuador desde 2016 hasta 2019. Por su parte, la población migrante colombiana oscila entre 250.000 y 500.000 personas, de acuerdo con datos del Ministerio de Turismo. Esta cifra es difícil de procesar debido a que existe un importante subregistro migratorio, y porque la migración colombiana se desarrolla a lo largo de una extensa frontera compartida y poco controlada en sitios de difícil acceso.

En el marco de la pandemia, el 12 de marzo de 2020 Ecuador declaró la emergencia sanitaria y ha tomado un conjunto de medidas de prevención contra la COVID-19. Estas medidas incluyen el estado de excepción, previsto en el artículo 106 de la Constitución, política que obliga a las personas a permanecer en sus hogares y limita el libre tránsito y reunión. Esto ha obligado a la suspensión de la mayor parte de servicios de atención directa de instituciones públicas y privadas que trabajan con grupos vulnerables como: Centros Infantiles del Buen Vivir, que atiende a niños desde los 6 meses hasta los 5 años provenientes de familias en situación de pobreza; el programa estatal Creciendo con Nuestros Hijos, que ofrece atención integral a niños de 0 a 5 años y a sus familias; y, entre otros, la atención en comedores comunitarios o albergues temporales para personas de escasos recursos. Esta situación afecta a las personas en condiciones de movilidad humana que se encuentran domiciliadas en el país y también a aquellas que están en tránsito y no cuentan con una red de apoyo ni recursos para acceder a un lugar seguro y digno donde pernoctar.

Antes de la emergencia de la pandemia, el 60% de los venezolanos en el país se dedicaban al comercio informal, es decir, no contaban con empleos e ingresos fijos y tampoco con seguridad social. En ese contexto, la emergencia sanitaria complejiza aún más la situación de las familias migrantes. Los decretos emitidos por el gobierno señalan que se están realizando esfuerzos constantes para garantizar el acceso a bienes y servicios para afrontar el aislamiento; entre ellos, el decreto 1017, que garantiza la provisión de servicios gubernamentales y faculta la entrega de un bono de protección familiar por emergencia a familias de escasos recursos. Sin embargo, a 4 meses de la declaratoria de la emergencia sanitaria, la cantidad de familias que han perdido sus empleos asciende a 270.000 de un total de 2.66 millones de empleados afiliados al Seguro Social, lo que representa el 8.2% de los empleados afiliados a la Seguridad Social. Sin embargo, hay que tener presente que este porcentaje no incluye autoempleos y empleos informales que también se han perdido a causa de la pandemia y que, como se acaba de decir, son a los que mayoritariamente se dedican los migrantes venezolanos. Por tanto, es evidente lo vulnerable de su situación.

Por ello, no sorprende que desde ACNUR se señale que, entre los grupos poblacionales más afectados por la pandemia en Ecuador, se encuentra la población migrante, pues gran parte de estas personas están subempleadas o realizan trabajos precarizados. 

Esta es la realidad que afecta los derechos de la comunidad migrante asentada en la frontera norte de Ecuador, un lugar que históricamente se dedica al comercio binacional y cuya economía se ha visto contraída por las políticas de confinamiento. Un estudio presentado por el Grupo de Trabajo de Refugio y Migración, GTRM, señala que la canasta básica mensual para familias en movilidad humana, calculada para cinco miembros, tiene un valor de 658 dólares; en tanto que una canasta básica para una familia ecuatoriana ronda los 716,14 dólares.  

Se trata de una cantidad considerable de dinero, que en condiciones extraordinarias como las actuales se torna más difícil de cubrir. Frente a esta situación, las organizaciones no gubernamentales y agencias de cooperación internacional están implementando proyectos de ayuda humanitaria y medios de vida con enfoque de movilidad humana, complementarias a las acciones gubernamentales, entre las que se incluye la asistencia técnica a pequeños productores y emprendedores, créditos para micro, pequeñas y medianas empresas al 5% de interés, para generar oportunidades para las familias migrantes que optaron por quedarse a vivir de sus emprendimientos o de las ventas ambulantes.

Aun así, el desplome de las economías locales ha obligado a las familias migrantes a pedir dinero en las calles, arriesgándose a contraer la enfermedad y contagiar a sus familias; mientras que otros tantos han decidido retornar a su país de origen. Algunas familias migrantes colombianas y venezolanas, principalmente, han iniciado el éxodo de retorno a su país desde varios puntos de Ecuador y Perú, pese al cierre de las fronteras, realizando su trayecto a través de caminos irregulares. Reportes locales señalan que aproximadamente 300 personas cruzan diariamente la frontera norte de forma irregular. Este dato se corrobora con la información divulgada por las autoridades venezolanas, quienes señalan que al menos 50.000 venezolanos regresaron al país desde el inicio de la pandemia

Medios de comunicación también reportan que en la zona de frontera se están usando a migrantes, principalmente venezolanos, para transportar contrabando entre Ecuador y Colombia, actividad que se realiza a cambio de alimentos debido a la necesidad de las familias migrantes ante la pandemia. El contrabando es una actividad cotidiana que se realiza en las fronteras del país, pues históricamente las fronteras del Ecuador se han mantenido marginadas de los polos de desarrollo económico y político. Así el contrabando ha sido por muchos años una fuente de recursos y empleo. Pese a las medidas gubernamentales, esta actividad se ha intensificado actualmente con el cierre de las fronteras y la respuesta del Estado ha sido endurecer los controles mediante el despliegue de más unidades militares en las fronteras identificadas como pasos clandestinos.

Como hemos visto brevemente, el derecho a migrar, tal como se contempla en la Constitución, no se cumple a cabalidad  en el territorio ecuatoriano y específicamente en la frontera norte de Ecuador, lo que significa que la población migrante sufre una profunda desigualdad y vulnerabilidad. Esta situación se hace aún más compleja como consecuencia de la  invisibilización que sufre este colectivo, pues, de acuerdo con un estudio realizado por el  Instituto de Políticas Migratorias, los migrantes que residen en Ecuador afrontan estas condiciones con bajos perfiles políticamente. Esto es así porque prefieren no involucrarse en acciones de participación comunitaria, como una estrategia para insertarse de manera efectiva en la sociedad y no “saltar a la vista”, dado que, con frecuencia, la comunidad ecuatoriana se ha indignado frente a demandas y reclamos públicos de organizaciones migrantes.

Los impactos de la pandemia han repercutido fuertemente en las comunidades de migrantes asentadas en la frontera norte, cuyas necesidades permanecen latentes ante las autoridades. La invisibilización de la población migrante profundiza las condiciones de desigualdad en las que se encuentra y la expone a la enfermedad y a redes delincuenciales, como la trata de personas y el contrabando.

Citación académica sugerida: Rodríguez, Verónica: El impacto de la pandemia en las familias migrantes asentadas en la frontera norte ecuatoriana, 2020/09/23. Disponible en: https://agendaestadodederecho.com/el-impacto-de-la-pandemia-en-las-familias-migrantes-asentadas-en-la-frontera-norte-ecuatoriana/

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ACERCA DE LA AUTORA
Verónica Rodríguez

Consultora en temas de políticas públicas y derechos humanos. Doctora (c) en el Programa de Estudios Andinos de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales, sede Ecuador. Maestra en Antropología Social por el Colegio de Michoacán y Maestra en Políticas Públicas por la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales, sede Ecuador.

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Silvia Serrano

Abogada colombiana, LLM en International Legal Studies por la Universidad de Georgetown y Máster en Argumentación Jurídica por la Universidad de Alicante. Es candidata a Doctora en Derecho por la Universidad de Georgetown. Actualmente se desempeña como Directora Asociada en el O'Neill Institute for National and Global Health Law y es docente en la Universidad de Georgetown y en programas de especialización y maestría en diversas universidades de América Latina. Anteriormente trabajó en la Comisión Interamericana de Derechos Humanos donde tuvo varios cargos, principalmente como Coordinadora de la Sección de Casos a cargo de la etapa de fondo y del litigio ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos.

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Es profesora ayudante e investigadora predoctoral en el Departamento de Ciencia Política y Relaciones Internacionales de la Universidad Autónoma de Madrid (UAM). Tiene un Máster en Democracia y Gobierno, y un Máster en Gobernanza y Derechos Humanos, ambos de la UAM. Es licenciada en Comunicación Social por la Universidad Central de Venezuela. Es integrante del Lab Grupo de Investigación en Innovación, Tecnología y Gestión Pública de la UAM. Su tesis doctoral aborda la relación entre género, tecnologías y sector público, con un especial énfasis en la Inteligencia Artificial. También ha publicado sobre innovación pública y colaboración entre administraciones públicas y ciudadanía. Formó parte del equipo editorial de Agenda Estado de Derecho desde 2020 hasta febrero de 2022.

Catalina Fernández Carter

Abogada de la Universidad de Chile y Magíster en Derecho Internacional de la Universidad de Cambridge. En el ámbito profesional, se ha desempeñado en el extranjero como asistente legal en la Corte Internacional de Justicia y consultora para la International Nuremberg Principles Academy. En Chile, ha trabajado como abogada para el Comité para la Prevención de la Tortura, y actualmente se desempeña en la División de Derechos Humanos del Ministerio de Relaciones Exteriores de Chile. Asimismo, es académica de Derecho Internacional Público en la Universidad de Chile. Sus áreas de investigación incluyen el derecho internacional de los derechos humanos, la regulación de la actividad policial y su conformidad con estándares internacionales, el derecho internacional humanitario y el derecho penal internacional.

Edison Lanza

Ex Relator Especial para la Libertad de Expresión de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) hasta el 5 de octubre de 2020. Abogado y docente uruguayo egresado de la Facultad de Derecho de la Universidad de la República de Uruguay (Udelar). Actualmente es senior fellow en El Diálogo Interamericano (The Interamerican Dialogue) y consultor en libertades informativas de UNESCO y organizaciones de la sociedad civil. Se desempeña como Secretario de Relaciones Internacionales y Gobierno Abierto del Gobierno de Canelones (Uruguay).

Docente y conferenciasta en el campo de la libertad de expresión y el derecho a la información en prestigiosas universidades, entre ellas American University (Washington), Unam (México), Universidad Carlos III (España), Stanford (California), Universidad del Pacífico (Perú), UBA (Argentina) Universidad Diego Portales (Chile), Udelar (Uruguay) y Universidad de los Andes (Colombia). Periodista, columnista y colaborador asiduo en distintos medios de comunicación.

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José Luis Caballero Ochoa es Licenciado en Derecho por el Tecnológico de Monterrey, Campus Chihuahua; Maestro en Derecho, por la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional Autónoma de México, y Doctor en Derecho por la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED) de España. Diplomado en derechos humanos y procesos de democratización por la Universidad de Chile. Pertenece al Sistema Nacional de Investigadores. Es académico – investigador en el Departamento de Derecho en la Universidad Iberoamericana, Ciudad de México, del que fue su Director por seis años. Actualmente es Comisionado de la Comisión Internacional de Juristas. Ha participado o participa en diversas comisiones o consejos públicos, ciudadanos y académicos en México, entre los que destacan: el Consejo de la Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal; la Junta Directiva del Instituto Federal de la Defensoría Pública; el Comité Consultivo del Centro de Estudios Constitucionales de la Suprema Corte de Justicia de la Nación; el Comité Académico y Editorial del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación la Comisión de Selección del Comité de Participación Ciudadana del Sistema Nacional Anticorrupción, entre otros. Docente en diversos programas académicos en materia de derecho constitucional y derechos humanos en centros de educación superior nacionales, y ponente en congresos y foros académicos especializados en México, Argentina, Brasil, Chile, Guatemala, Colombia, España, Estados Unidos y Perú. Su papel como consultor y especialista ha implicado la elaboración de proyectos de ley, dictámenes técnicos bajo la figura de amicus curiae y peritajes internacionales. Su obra publicada consiste en más de 80 capítulos de libros y artículos en revistas especializadas sobre derecho constitucional, derechos humanos y derecho internacional de los derechos humanos, así como algunos libros en estas materias.

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Doctorando en Derecho por la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires (Argentina); Master en Derecho Penal y Procesal Penal por Osgoode Hall Law School, Universidad de York (Canadá); Diplomado Latinoamericano sobre Reforma Procesal Penal por la Facultad de Derecho de la Universidad Diego Portales (Chile); Abogado con orientación en Derecho Penal por la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires (Argentina). Actualmente es el Director de Relaciones Internacionales del Instituto de Estudios Comparados en Ciencias Penales y Sociales (INECIP). Durante 8 años fue el Director del Área de Capacitación del Centro de Estudios de Justicia de las Américas (CEJA), organismo internacional de la Organización de Estados Americanos (OEA), creado en 1999 por resolución de la Asamblea General de la OEA, con sede en Santiago de Chile.

María Luisa Piqué

Fiscal de la Procuración General de la Nación Argentina. Es abogada por la Universidad de Buenos Aires, donde se recibió con diploma de honor, Especialista en derecho penal y procesal penal por la Universidad Torcuato Di Tella y Máster en Derecho por la Universidad de Georgetown. Fue becaria de la Fundación Fulbright y perita de la Corte Interamericana de Derechos Humanos. Es profesora de Garantías Constitucionales del Derecho Penal Sustantivo y Procesal Penal de la Universidad de Buenos Aires, de Género y Derecho Penal en la Maestría en Derecho Penal de la Universidad de San Andrés y profesora invitada en distintas universidades, de grado y posgrado. Es autora de varios artículos en publicaciones académicas sobre temáticas de género y derecho penal y de garantías constitucionales en el proceso penal.

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Director Ejecutivo de Fundación Ciudadanía y Desarrollo, contacto nacional de Transparencia Internacional en Ecuador. Abogado y máster en Dirección y Gestión Pública, así como en Acción Política, Fortalecimiento Institucional y Participación Ciudadana en el Estado de Derecho. Fue miembro suplente de la Asamblea Nacional Constituyente de Ecuador y asesor constitucional en el Consejo de Participación Ciudadana. Fellow del Centro para la Democracia, el Desarrollo y el Estado de Derecho de la Universidad de Stanford. Consultor para organizaciones nacionales e internacionales en temas de derechos humanos, libertad de expresión, acceso a la información, participación ciudadana, transparencia y lucha contra la corrupción.

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Doctor en Ciencias Políticas de la Universidad de la República de Uruguay, magíster en Estudios Políticos por la Universidad Metropolitana de Venezuela y licenciado en Comunicación Social por la Universidad Santa María con especialización en Gobernabilidad y Gerencia Política por la Universidad Católica Andrés Bello y The George Washington University. Autor del libro «Venezolanos en el Uruguay» (2019). Trabaja como editor de la plataforma Diálogo Político y coordinador de proyectos del Programa Regional Partidos Políticos y Democracia en América Latina de la Fundación Konrad Adenauer.

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Juez electo de la Corte Internacional de Justicia, además de profesor y director del Departamento de Derecho Público de la Universidad Federal de Minas Gerais (UFMG) y fundador del Centro de Derecho Internacional (CEDIN) y del Anuario Brasileño de Derecho Internacional. Tiene un máster de la UFMG y un doctorado de la Universidad París X Nanterre, y ha trabajado como jurista adjunto en el CIJ. Ha sido profesor visitante en el Institut des Hautes Études Internationales de la Université Panthéon-Assas Paris II, la Université Caen Basse-Normandie, la Université Paris-Ouest Nanterre la Défence y el Centro Lauterpacht de Derecho Internacional (Universidad de Cambridge, Reino Unido).

Edward Pérez

Abogado venezolano, egresado de la Universidad Católica Andrés Bello. LL.M. en derecho internacional de la Universidad de Cambridge, en Reino Unido, y Magíster en políticas públicas de la Universidad de los Andes, en Colombia. Actualmente se desempeña como asesor legal senior del Centro de Derechos Reproductivos y docente de la Universidad de los Andes. Fue abogado de la Secretaría de la Corte Interamericana de Derechos Humanos.

Katya Salazar

Directora Ejecutiva de la Fundación para el Debido Proceso (DPLF por sus siglas en inglés) organización regional dedicada a promover el Estado de derecho y los derechos humanos en América Latina. Antes de unirse a DPLF, fue Coordinadora Adjunta de la Unidad de Investigaciones Especiales de la Comisión de la Verdad de Perú, a cargo de la investigación de graves violaciones de derechos humanos ocurridas durante el conflicto armado interno en ese país. Previamente trabajó en la Adjuntía para los Derechos Humanos de la Defensoria del Pueblo de Perú y formó parte del equipo legal de la Coalición Contra la Impunidad (Alemania) que promovió el procesamiento penal en ese país de militares argentinos responsables de la desaparición de ciudadanos alemanes durante la dictadura argentina. Katya realizó sus estudios de derecho en la Pontifica Universidad Católica del Perú y de maestría en derecho internacional público en la Universidad de Heidelberg, Alemania.

Carlos Arturo Villagrán Sandoval

Experto afiliado al Constitution Transformation Network de la Universidad de Melbourne e investigador asociado de la Universidad Rafael Landívar de Guatemala. Doctor en Derecho por la Escuela de Derecho de la Universidad de Melbourne y una Maestria en Derecho Público e Internacional en esa misma casa de estudios, y una Licenciatura en Ciencias Jurídicas y Sociales de la Universidad Rafael Landívar. Tiene experiencia en gobierno, especificamente en negociacion de tratados y convenciones, litigio en instancias internacionales e implementacion de instrumentos en materia de derechos humanos, y como consultor para organismos financieros internacionales.

Salvador Herencia-Carrasco

Candidato a doctor por la Facultad de Derecho de la Universidad de Ottawa (Canadá). Director de la Clínica de Derechos Humanos del Centro de Investigación y Enseñanza en Derechos Humanos (HRREC) y profesor de la Sección de Derecho Civil de la Universidad de Ottawa. Anteriormente trabajó en la Comisión Andina de Juristas, el Tribunal Constitucional y el Ministerio de Justicia y Derechos Humanos del Perú. Sus áreas de investigación son el Sistema Interamericano, Empresas y Derechos Humanos, Derecho Penal Internacional, TWAIL y libertad académica. Integrante del Grupo de Estudios Latinoamericano sobre Derecho Penal Internacional de la Fundación Konrad Adenauer.

María Dolores Miño

Es abogada por la Universidad San Francisco de Quito, y tiene un LL.M. por el Washington College of Law de American University, con enfoque en Derecho Internacional de los Derechos Humanos. Es candidata para el título de Doctora en Derecho por la Universidad Externado de Colombia. Ha trabajado como especialista en la Relatoría Especial para la Libre Expresión de la CIDH, Fundamedios y la Dirección Nacional de DDHH en Ecuador. Actualmente, es Directora del Observatorio de Derechos y Justicia de Ecuador, docente en la Universidad Internacional del Ecuador, y socia fundadora de Gentium Law Consultores.

Marcia Aguiluz

Abogada costarricense, Máster en Derecho Internacional y Resolución de Conflictos por la Universidad para la Paz de las Naciones Unidas. Actualmente se desempeña como Directora Legal para América Latina en Women’s Link Worldwide, desde donde ejerce como estratega legal, líder de iniciativa y abogada litigante, con una gran responsabilidad para diseñar y liderar complejos proyectos legales, asimismo, es docente en la Universidad para la Paz, y en diversas universidades de Costa Rica. Anteriormente trabajó en el Centro por la Justicia y el Derecho Internacional (CEJIL) como Directora del Programa para Centroamérica y México, en la Secretaría General de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO) y como consultora internacional. Marcia se especializa en el litigio estratégico con enfoque de género e interseccional.

Alfonso Herrea

Doctor en Derecho por la Universidad Complutense de Madrid. Especialista en Derecho Constitucional por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), y en Derecho Constitucional y Ciencia Política por el Centro de Estudios Políticos y Constitucionales (Madrid). Licenciado en Derecho por la Universidad Autónoma de Guerrero (México). Es Investigador Nacional nivel I del Sistema Nacional de Investigadores del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (CONACYT, México). En representación de México es miembro del Grupo de Justicia Constitucional y Derechos Fundamentales del Programa Estado de Derecho para Latinoamérica de la Fundación Konrad Adenauer.