La destitución del fiscal anticorrupción más importante de Guatemala generó una crisis política que detonó multitudinarias protestas en todo el país, pero el trasfondo de la crisis va más allá de este hecho.
El 24 de julio por la madrugada, el jefe de Sección de la Fiscalía Especial Contra la Impunidad (FECI), Juan Francisco Sandoval, abandonó Guatemala con poco más que la ropa que tenía puesta y sin saber cuándo iba a regresar. Unas horas antes, el fiscal Sandoval había revelado durante una conferencia de prensa la forma en la que la actual Fiscal General, Consuelo Porras, habría obstaculizado su labor en diversas investigaciones de corrupción al más alto nivel.
La conferencia de prensa se dio después que el fiscal Sandoval fuera destituido sumariamente por la jefa del Ministerio Público, sin audiencia o procedimiento previo, y sin que hubiese claridad de la causal invocada para finalizar su carrera fiscal.
La destitución ilegal del fiscal Sandoval causó indignación en numerosos sectores de la sociedad, pues bajo su liderazgo se procesaron importantes casos de corrupción, incluyendo la manipulación de los procesos de selección de magistrados y magistradas a las Altas Cortes del país. Los éxitos de la fiscalía desarticulando estructuras criminales incrustadas en el Estado fueron reconocidos por la propia Fiscal General, incluso semanas antes de la destitución de Sandoval.
Diversos sectores de la sociedad convocaron a un paro nacional en respuesta a la remoción del fiscal Sandoval. El 29 de julio, decenas de movilizaciones o protestas ocurrieron en todo el territorio nacional. Entre las exigencias de los sectores manifestantes, se encontraba la renuncia del presidente Giammatei y de la Fiscal General. Crisis otra vez.
Como ya se ha señalado, el sistema político de Guatemala padece de una enfermedad crónica. Desde el 2015, casi anualmente (2017, 2019, 2020 y ahora 2021), el país enfrenta manifestaciones ciudadanas significativas que no solo piden la renuncia de funcionarios, sino transformaciones profundas al Estado. La debacle de Guatemala es multivariable. La crisis política se alimenta de la inexistente institucionalidad, pero también por un total desdén hacia el régimen de legalidad democrática y el Estado de Derecho.
No sería una exageración afirmar que, en la historia republicana de Guatemala, jamás ha existido un Estado de derecho pleno. Los factores que corroen el Imperio de la Ley ─la corrupción y el autoritarismo, por ejemplo─ siempre han estado allí.
Sin embargo, los últimos 5 años dan cuenta de una tendencia preocupante. Guatemala, quizás, se encuentra en el proceso de degradación institucional más grave desde el inicio de su proceso de democratización iniciado en 1985.
El 2017 y 2018 se caracterizaron por una suerte de frenesí de la clase política y algunos sectores empresariales para asegurarse impunidad, en medio de un contexto de convulsión política provocado por investigaciones promovidas por la Comisión Internacional Contra la Impunidad en Guatemala (CICIG). La CICIG era la misión de las Naciones Unidas que, junto con autoridades locales, desarticuló estructuras del crimen organizado incrustadas en las instituciones públicas.
Así, por ejemplo, el 13 de septiembre de 2017, una coalición ─bastante diversa ideológicamente─ de 107 congresistas aprobó una serie de reformas al código penal que resultaban, de facto, en una amnistía a numerosos delitos relacionados a corrupción en el ejercicio de la función pública.
Diversos sectores de la población denominaron a esta coalición legislativa como “el pacto de corruptos”. En efecto, los meses y años subsiguientes se dieron una serie de hechos que sugieren algún grado de coordinación entre sectores políticos ─y empresariales─ con el fin de asegurarse impunidad; un “punto y aparte” de las investigaciones de CICIG.
Aunque la manipulación del código penal del 2017 no fue exitosa, ese año el entonces presidente y ex comediante, Jimmy Morales, decidió expulsar ilegalmente al jefe de la CICIG, y, eventualmente, también decidiría unilateralmente incumplir el tratado internacional que le daba vida a CICIG.
Local e internacionalmente, ambas acciones fueron consideradas como esfuerzos para asegurarse impunidad a sí mismo y a su familia. Las decisiones del presidente fueron declaradas ilegales por la Corte de Constitucionalidad (CC). Sin embargo, el señor Morales decidió no acatar las resoluciones de la CC, provocando una crisis constitucional.
La desobediencia directa del señor Morales de decisiones judiciales desencadenó un efecto dominó. Poco después, el Congreso de la República y la propia Corte Suprema de Justicia incumplieron órdenes de la CC. La Junta Directiva del Congreso, por ejemplo, decidió continuar diligencias de antejuicio en contra de magistrados de la CC promovidas por personas inconformes con su criterio judicial, a pesar de existir una orden judicial expresa en contrario.
Los años subsiguientes podrían caracterizarse como una “restauración” del sistema político a las condiciones previas a la llegada de CICIG. Diversos grupos de interés que se vieron directamente afectados o amenazados con las investigaciones de la misión de Naciones Unidas iniciaron sendos esfuerzos para retomar y cooptar las instituciones de administración de justicia.
Es en ese contexto que se da otro desacato de órdenes judiciales al más alto nivel. Durante el proceso de elección de Cortes de Apelaciones y Corte Suprema de Justicia, el Congreso decidió ignorar la orden de la CC de excluir del proceso a aquellos profesionales cuya idoneidad y honorabilidad estaría comprometida. Según un informe de la Fiscalía Especial contra la Impunidad, 75 personas que aspiran a ser parte de las Cortes de Apelaciones y 15 personas nominadas a la CSJ son objeto de alguna investigación criminal en su contra, o tienen algún antejuicio pendiente de resolver.
De estas personas, al menos 10 aspirantes se habrían comunicado directamente con el señor Gustavo Alejos ─un poderoso operador político procesado por diversos casos de corrupción─ para ser incluidos en las nóminas que se enviarán al Congreso de la República. A todo lo anterior, se le suma el incumplimiento del plazo constitucional para renovar Cortes; el pasado 13 de octubre se cumplieron dos años de atraso.
Así también, en meses recientes ha trascendido que una magistrada de la actual CC, dos magistrados del Tribunal Supremo Electoral y la Fiscal General, Consuelo Porras, falsificaron credenciales académicas para acceder a sus respectivos cargos. Además, el Departamento de Estado de los Estados Unidos designó a un magistrado de la CC y de la Corte Suprema como corruptos. Asimismo, la señora Porras también fue sancionada por EE. UU. por haber obstruido e interferido investigaciones relativas a casos de corrupción.
Ni uno de estos hechos ha tenido consecuencia alguna. Lo que ha quedado claro es que los procedimientos de elección de las instituciones garantes del régimen de legalidad democrática no han buscado seleccionar a las mejores candidatas, sino más bien, los hechos sugieren que el criterio principal ha sido la afinidad política a los grupos de interés “restauradores”.
El desdén por el imperio de la ley solo ha ido recrudeciéndose. El más reciente ejemplo es la implementación de un estado de excepción en El Estor, Izabal en respuesta a la oposición de poblaciones indígenas a la explotación minera en la zona. El ejecutivo decretó un “Estado de Sitio”, que según la legislación guatemalteca procede “con el motivo de actividades terroristas”. El citado decreto suspendió el goce de diversos derechos fundamentales en la zona. Según medios de comunicación, la zona ha sido militarizada de facto. Si bien es cierto han ocurrido hechos de violencia en la zona, según el artículo 27.1 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos y la jurisprudencia de la Corte IDH, la respuesta del Estado ha sido totalmente desproporcionada.
La tendencia en Centroamérica es desoladora. Nicaragua finalizó su transición hacia un régimen totalitario de partido único, El Salvador da pasos firmes hacia un autoritarismo competitivo y Honduras ha sido considerado un narcoestado de facto. Como señalé en una entrada anterior, en Guatemala las condiciones son poco alentadores para un régimen de legalidad democrática, pero tierra fértil para el surgimiento de liderazgos autoritarios.
El próximo año Guatemala debe cambiar Fiscal General y Ombudsman. El frenesí por cooptar las instituciones parece no tener un fin próximo. La ventana de oportunidad para evitar un escenario de quiebre en el sistema político está cada vez más cerca de cerrarse completamente. La pandemia ha potencializado las desigualdades, deficiencias y el descontento. El país es de los que menos vacunas ha administrado en el hemisferio y el sistema de salud ha presentado escenas trágicas de colapso. Al día de hoy, es difícil saber con certeza cuántas personas han fallecido por la pandemia, precisamente por la debilidad institucional que ha resultado en subregistro.
De una u otra forma, cuando la población guatemalteca pierda la paciencia, deducirá responsabilidades. Ojalá el liderazgo político y las élites locales puedan dimensionar y corregir antes de que sea tarde.
Citación académica sugerida: Ortega, Alfredo. Guatemala, cada vez más cerca del abismo. Agenda Estado de Derecho. 2021/12/01. Disponible en: https://agendaestadodederecho.com/guatemala-cada-vez-mas-cerca-del-abismo/
Palabras clave: Guatemala, corrupción, Corte de Constitucionalidad, Fiscal General.
Es abogado guatemalteco. Es maestro en Derecho Internacional de los Derechos Humanos por la Universidad de Notre Dame y cuenta también con una Maestría en Políticas Públicas por la Universidad de Oxford. Ha trabajado para la Corte Interamericana de Derechos Humanos y también como abogado litigante en el Centro por la Justicia y el Derecho Internacional (Cejil). Actualmente es profesor de derecho internacional en la Universidad Rafael Landívar.
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Abogada colombiana, LLM en International Legal Studies por la Universidad de Georgetown y Máster en Argumentación Jurídica por la Universidad de Alicante. Es candidata a Doctora en Derecho por la Universidad de Georgetown. Actualmente se desempeña como Directora Asociada en el O'Neill Institute for National and Global Health Law y es docente en la Universidad de Georgetown y en programas de especialización y maestría en diversas universidades de América Latina. Anteriormente trabajó en la Comisión Interamericana de Derechos Humanos donde tuvo varios cargos, principalmente como Coordinadora de la Sección de Casos a cargo de la etapa de fondo y del litigio ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos.
Es profesora ayudante e investigadora predoctoral en el Departamento de Ciencia Política y Relaciones Internacionales de la Universidad Autónoma de Madrid (UAM). Tiene un Máster en Democracia y Gobierno, y un Máster en Gobernanza y Derechos Humanos, ambos de la UAM. Es licenciada en Comunicación Social por la Universidad Central de Venezuela. Es integrante del Lab Grupo de Investigación en Innovación, Tecnología y Gestión Pública de la UAM. Su tesis doctoral aborda la relación entre género, tecnologías y sector público, con un especial énfasis en la Inteligencia Artificial. También ha publicado sobre innovación pública y colaboración entre administraciones públicas y ciudadanía. Formó parte del equipo editorial de Agenda Estado de Derecho desde 2020 hasta febrero de 2022.
Abogada de la Universidad de Chile y Magíster en Derecho Internacional de la Universidad de Cambridge. En el ámbito profesional, se ha desempeñado en el extranjero como asistente legal en la Corte Internacional de Justicia y consultora para la International Nuremberg Principles Academy. En Chile, ha trabajado como abogada para el Comité para la Prevención de la Tortura, y actualmente se desempeña en la División de Derechos Humanos del Ministerio de Relaciones Exteriores de Chile. Asimismo, es académica de Derecho Internacional Público en la Universidad de Chile. Sus áreas de investigación incluyen el derecho internacional de los derechos humanos, la regulación de la actividad policial y su conformidad con estándares internacionales, el derecho internacional humanitario y el derecho penal internacional.
Ex Relator Especial para la Libertad de Expresión de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) hasta el 5 de octubre de 2020. Abogado y docente uruguayo egresado de la Facultad de Derecho de la Universidad de la República de Uruguay (Udelar). Actualmente es senior fellow en El Diálogo Interamericano (The Interamerican Dialogue) y consultor en libertades informativas de UNESCO y organizaciones de la sociedad civil. Se desempeña como Secretario de Relaciones Internacionales y Gobierno Abierto del Gobierno de Canelones (Uruguay).
Docente y conferenciasta en el campo de la libertad de expresión y el derecho a la información en prestigiosas universidades, entre ellas American University (Washington), Unam (México), Universidad Carlos III (España), Stanford (California), Universidad del Pacífico (Perú), UBA (Argentina) Universidad Diego Portales (Chile), Udelar (Uruguay) y Universidad de los Andes (Colombia). Periodista, columnista y colaborador asiduo en distintos medios de comunicación.
José Luis Caballero Ochoa es Licenciado en Derecho por el Tecnológico de Monterrey, Campus Chihuahua; Maestro en Derecho, por la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional Autónoma de México, y Doctor en Derecho por la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED) de España. Diplomado en derechos humanos y procesos de democratización por la Universidad de Chile. Pertenece al Sistema Nacional de Investigadores. Es académico – investigador en el Departamento de Derecho en la Universidad Iberoamericana, Ciudad de México, del que fue su Director por seis años. Actualmente es Comisionado de la Comisión Internacional de Juristas. Ha participado o participa en diversas comisiones o consejos públicos, ciudadanos y académicos en México, entre los que destacan: el Consejo de la Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal; la Junta Directiva del Instituto Federal de la Defensoría Pública; el Comité Consultivo del Centro de Estudios Constitucionales de la Suprema Corte de Justicia de la Nación; el Comité Académico y Editorial del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación la Comisión de Selección del Comité de Participación Ciudadana del Sistema Nacional Anticorrupción, entre otros. Docente en diversos programas académicos en materia de derecho constitucional y derechos humanos en centros de educación superior nacionales, y ponente en congresos y foros académicos especializados en México, Argentina, Brasil, Chile, Guatemala, Colombia, España, Estados Unidos y Perú. Su papel como consultor y especialista ha implicado la elaboración de proyectos de ley, dictámenes técnicos bajo la figura de amicus curiae y peritajes internacionales. Su obra publicada consiste en más de 80 capítulos de libros y artículos en revistas especializadas sobre derecho constitucional, derechos humanos y derecho internacional de los derechos humanos, así como algunos libros en estas materias.
Doctorando en Derecho por la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires (Argentina); Master en Derecho Penal y Procesal Penal por Osgoode Hall Law School, Universidad de York (Canadá); Diplomado Latinoamericano sobre Reforma Procesal Penal por la Facultad de Derecho de la Universidad Diego Portales (Chile); Abogado con orientación en Derecho Penal por la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires (Argentina). Actualmente es el Director de Relaciones Internacionales del Instituto de Estudios Comparados en Ciencias Penales y Sociales (INECIP). Durante 8 años fue el Director del Área de Capacitación del Centro de Estudios de Justicia de las Américas (CEJA), organismo internacional de la Organización de Estados Americanos (OEA), creado en 1999 por resolución de la Asamblea General de la OEA, con sede en Santiago de Chile.
Fiscal de la Procuración General de la Nación Argentina. Es abogada por la Universidad de Buenos Aires, donde se recibió con diploma de honor, Especialista en derecho penal y procesal penal por la Universidad Torcuato Di Tella y Máster en Derecho por la Universidad de Georgetown. Fue becaria de la Fundación Fulbright y perita de la Corte Interamericana de Derechos Humanos. Es profesora de Garantías Constitucionales del Derecho Penal Sustantivo y Procesal Penal de la Universidad de Buenos Aires, de Género y Derecho Penal en la Maestría en Derecho Penal de la Universidad de San Andrés y profesora invitada en distintas universidades, de grado y posgrado. Es autora de varios artículos en publicaciones académicas sobre temáticas de género y derecho penal y de garantías constitucionales en el proceso penal.
Abogado, Magíster en Derecho y Posgrado en Derecho Constitucional y Derechos Humanos por la Universidad de Palermo. Profesor en la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires. Responsable del Programa para la Aplicación de Instrumentos de Derechos Humanos del Ministerio Público de la Defensa de la Nación. Integrante de la Red Latinoamericana de Académicas/os del Derecho - ALAS. Fue docente en diferentes universidades de Argentina, e investigador y docente en el Centro de Derechos Humanos de la Universidad de Chile. Sus temas de especialización son Derecho Internacional de los Derechos Humanos, Acceso a la Justicia y No Discriminación.
Director Ejecutivo de Fundación Ciudadanía y Desarrollo, contacto nacional de Transparencia Internacional en Ecuador. Abogado y máster en Dirección y Gestión Pública, así como en Acción Política, Fortalecimiento Institucional y Participación Ciudadana en el Estado de Derecho. Fue miembro suplente de la Asamblea Nacional Constituyente de Ecuador y asesor constitucional en el Consejo de Participación Ciudadana. Fellow del Centro para la Democracia, el Desarrollo y el Estado de Derecho de la Universidad de Stanford. Consultor para organizaciones nacionales e internacionales en temas de derechos humanos, libertad de expresión, acceso a la información, participación ciudadana, transparencia y lucha contra la corrupción.
Doctor en Ciencias Políticas de la Universidad de la República de Uruguay, magíster en Estudios Políticos por la Universidad Metropolitana de Venezuela y licenciado en Comunicación Social por la Universidad Santa María con especialización en Gobernabilidad y Gerencia Política por la Universidad Católica Andrés Bello y The George Washington University. Autor del libro «Venezolanos en el Uruguay» (2019). Trabaja como editor de la plataforma Diálogo Político y coordinador de proyectos del Programa Regional Partidos Políticos y Democracia en América Latina de la Fundación Konrad Adenauer.
Abogado egresado de la Universidad Francisco Marroquín de Guatemala y con un Máster en Economía de la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid. En la actualidad, desempeña el cargo de Editor Asistente en el blog de la International Association of Constitutional Law (IACL) y es Director del área de Estudios Jurídicos en la Fundación Libertad y Desarrollo, un think tank basado en Ciudad de Guatemala. A nivel docente, ejerce como profesor tanto en la Universidad del Istmo como en la Universidad Francisco Marroquín de Guatemala. Adicionalmente, es columnista para el periódico guatemalteco La Hora. Sus principales áreas de investigación son el derecho constitucional y el derecho electoral.
Vicepresidenta de incidencia y litigio internacional del Robert F. Kennedy Human Rights. Baeyens lidera la estrategia de incidencia legal en derechos humanos de la organización, incluyendo el litigio de casos de alto impacto ante mecanismos de la ONU y sistemas regionales de protección, en temáticas relacionadas con la protección del espacio cívico y la lucha contra la discriminación, violencia e impunidad. Previamente se desempeñó como oficial de asuntos políticos en la ONU y como oficial de derechos humanos en la CIDH, donde también coordinó la Relatoría sobre personas defensoras. Es profesora adjunta de la Facultad de Derecho de la Universidad de Georgetown. Recibió su título de abogada de la Universidad de Ibagué, Colombia, y su LL.M en derecho internacional de los derechos humanos de la Universidad de Notre Dame, Estados Unidos.
Juez electo de la Corte Internacional de Justicia, además de profesor y director del Departamento de Derecho Público de la Universidad Federal de Minas Gerais (UFMG) y fundador del Centro de Derecho Internacional (CEDIN) y del Anuario Brasileño de Derecho Internacional. Tiene un máster de la UFMG y un doctorado de la Universidad París X Nanterre, y ha trabajado como jurista adjunto en el CIJ. Ha sido profesor visitante en el Institut des Hautes Études Internationales de la Université Panthéon-Assas Paris II, la Université Caen Basse-Normandie, la Université Paris-Ouest Nanterre la Défence y el Centro Lauterpacht de Derecho Internacional (Universidad de Cambridge, Reino Unido).
Abogado venezolano, egresado de la Universidad Católica Andrés Bello. LL.M. en derecho internacional de la Universidad de Cambridge, en Reino Unido, y Magíster en políticas públicas de la Universidad de los Andes, en Colombia. Actualmente se desempeña como asesor legal senior del Centro de Derechos Reproductivos y docente de la Universidad de los Andes. Fue abogado de la Secretaría de la Corte Interamericana de Derechos Humanos.
Directora Ejecutiva de la Fundación para el Debido Proceso (DPLF por sus siglas en inglés) organización regional dedicada a promover el Estado de derecho y los derechos humanos en América Latina. Antes de unirse a DPLF, fue Coordinadora Adjunta de la Unidad de Investigaciones Especiales de la Comisión de la Verdad de Perú, a cargo de la investigación de graves violaciones de derechos humanos ocurridas durante el conflicto armado interno en ese país. Previamente trabajó en la Adjuntía para los Derechos Humanos de la Defensoria del Pueblo de Perú y formó parte del equipo legal de la Coalición Contra la Impunidad (Alemania) que promovió el procesamiento penal en ese país de militares argentinos responsables de la desaparición de ciudadanos alemanes durante la dictadura argentina. Katya realizó sus estudios de derecho en la Pontifica Universidad Católica del Perú y de maestría en derecho internacional público en la Universidad de Heidelberg, Alemania.
Experto afiliado al Constitution Transformation Network de la Universidad de Melbourne e investigador asociado de la Universidad Rafael Landívar de Guatemala. Doctor en Derecho por la Escuela de Derecho de la Universidad de Melbourne y una Maestria en Derecho Público e Internacional en esa misma casa de estudios, y una Licenciatura en Ciencias Jurídicas y Sociales de la Universidad Rafael Landívar. Tiene experiencia en gobierno, especificamente en negociacion de tratados y convenciones, litigio en instancias internacionales e implementacion de instrumentos en materia de derechos humanos, y como consultor para organismos financieros internacionales.
Candidato a doctor por la Facultad de Derecho de la Universidad de Ottawa (Canadá). Director de la Clínica de Derechos Humanos del Centro de Investigación y Enseñanza en Derechos Humanos (HRREC) y profesor de la Sección de Derecho Civil de la Universidad de Ottawa. Anteriormente trabajó en la Comisión Andina de Juristas, el Tribunal Constitucional y el Ministerio de Justicia y Derechos Humanos del Perú. Sus áreas de investigación son el Sistema Interamericano, Empresas y Derechos Humanos, Derecho Penal Internacional, TWAIL y libertad académica. Integrante del Grupo de Estudios Latinoamericano sobre Derecho Penal Internacional de la Fundación Konrad Adenauer.
Es abogada por la Universidad San Francisco de Quito, y tiene un LL.M. por el Washington College of Law de American University, con enfoque en Derecho Internacional de los Derechos Humanos. Es candidata para el título de Doctora en Derecho por la Universidad Externado de Colombia. Ha trabajado como especialista en la Relatoría Especial para la Libre Expresión de la CIDH, Fundamedios y la Dirección Nacional de DDHH en Ecuador. Actualmente, es Directora del Observatorio de Derechos y Justicia de Ecuador, docente en la Universidad Internacional del Ecuador, y socia fundadora de Gentium Law Consultores.
Abogada costarricense, Máster en Derecho Internacional y Resolución de Conflictos por la Universidad para la Paz de las Naciones Unidas. Actualmente se desempeña como Directora Legal para América Latina en Women’s Link Worldwide, desde donde ejerce como estratega legal, líder de iniciativa y abogada litigante, con una gran responsabilidad para diseñar y liderar complejos proyectos legales, asimismo, es docente en la Universidad para la Paz, y en diversas universidades de Costa Rica. Anteriormente trabajó en el Centro por la Justicia y el Derecho Internacional (CEJIL) como Directora del Programa para Centroamérica y México, en la Secretaría General de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO) y como consultora internacional. Marcia se especializa en el litigio estratégico con enfoque de género e interseccional.
Doctor en Derecho por la Universidad Complutense de Madrid. Especialista en Derecho Constitucional por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), y en Derecho Constitucional y Ciencia Política por el Centro de Estudios Políticos y Constitucionales (Madrid). Licenciado en Derecho por la Universidad Autónoma de Guerrero (México). Es Investigador Nacional nivel I del Sistema Nacional de Investigadores del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (CONACYT, México). En representación de México es miembro del Grupo de Justicia Constitucional y Derechos Fundamentales del Programa Estado de Derecho para Latinoamérica de la Fundación Konrad Adenauer.