#Son30.000: negacionismo, memoria y disputa por la verdad en Argentina
2 de Septiembre de 2025

El debate en torno a la cifra de los 30.000 vuelve a ocupar un lugar central en Argentina, revelando cómo el negacionismo contemporáneo interpela no solo la memoria histórica, sino también las políticas públicas de derechos humanos.
El negacionismo en Argentina es un fenómeno en ascenso: además de situarse en el plano discursivo (negación, relativización y justificación de los delitos de lesa humanidad cometidos por la última dictadura cívico militar), que incluye su difusión por parte de funcionarios públicos (Presidente Macri (2015-2019) y Milei (2023)), estas expresiones han llegado a plasmarse en acciones concretas: la vandalización de símbolos y lugares asociados a políticas de memoria, ataques a figuras emblemáticas del campo de los derechos humanos y, más recientemente, se ha incorporado a la narrativa oficial estatal, en el marco de la conmemoración del 49 aniversario del Golpe de Estado del 76’, la teoría de los dos demonios o de equivalencia de las violencias- estatal e insurgente- (negacionismo subjetivo) y el debate por la cantidad de víctimas (negacionismo de su identidad).
De las dos modalidades en las que se desarrolla el negacionismo, voy a referirme aquí al debate por los “30.000” asesinados y detenidos-desaparecidos por la última dictadura porque es donde mejor se evidencian los efectos en el presente y porque nos permite comprender (con y sin h) la motivación implícita de estas estrategias y su oportunidad.
Como es sabido, la discusión sobre el número de víctimas de los procesos genocidas —que tiene como objetivo minimizar la gravedad de los crímenes y habilitar un negacionismo de la responsabilidad al contabilizar menos víctimas de las que reconoce la historiografía oficial—, es una modalidad habitual de negacionismo. La desvalorización cuantitativa se repite en distintas experiencias históricas, incluso separadas temporalmente de modo significativo.
En el caso argentino, la delimitación de la cantidad de víctimas del genocidio (1) (con el objetivo de construir fuentes documentales para el proceso historiográfico, en un sentido de afirmación del suceso y no como estrategia de negación) fue un tema importante desde sus comienzos: la estimación del número tiene antecedentes aún en pleno proceso represivo. Quizás la más conocida sea la del escritor Rodolfo Walsh que en su Carta abierta a la Junta Militar en 1977 menciona quince mil desaparecidos, diez mil presos, cuatro mil muertos y decenas de miles de exiliados. También la Comisión Argentina por los Derechos Humanos (CADHU) publicaba en enero de ese año su informe en el que se estiman 20.000 personas secuestradas y desaparecidas, 10.000 detenidas en cárceles y campos de concentración militares.
Con el paso de los años la estimación y la consigna que el movimiento de derechos humanos había instaurado sobre “los 30.000” detenidos,-desaparecidos por la dictadura no fue refutada: sino que resultó estar bastante cerca de lo que se tiene conocimiento. A 2015, el Registro único de víctimas del terrorismo de Estado (RUVTE) registraba cerca de 15 mil víctimas y los procesos judiciales incorporaron casos nuevos en cada tramo de las causas.
Desde 2016 y de modo creciente en los últimos años, este consenso sobre los “30.000” se puso en crisis y se señala como incuestionada la cifra oficial de la Comisión Nacional de Desaparición de Personas (CONADEP) de 8.961 víctimas, rechazando cualquier otro dato historiográfico posterior, pese a existir documentos oficiales, como se mencionara, que dan cuenta de una mayor cantidad de víctimas que las consignadas en 1984, lo que configura un negacionismo fáctico (de minimización de la experiencia histórica, en particular con relación a las víctimas). No se trata de un falseamiento de los hechos históricos, sino de una estrategia de ocultamiento y fragmentación.
Si bien la cifra a la que arriba la CONADEP era cierta a la década de los 80, 40 años después se presenta como información desactualizada (aunque no falsa en la materialidad, pero sí falseada al ser utilizada de modo sesgado, con el conocimiento de la información posterior oficial que la desmiente).
¿Cuál es el sentido, a más de 40 años de ocurridos los sucesos históricos, de introducir el debate por la cantidad de víctimas del genocidio argentino? Volver a la cifra de víctimas oficial de 1984 no es un intento de rigurosidad historiográfica y puede ser pensado en tres dimensiones.
En primer lugar, este debate emerge en el mismo momento en que comienzan a avanzar los procesos judiciales sobre la participación civil de los crímenes de la dictadura. Entonces la desvalorización cuantitativa como estrategia de negación de la gravedad de los crímenes posibilita un negacionismo de la responsabilidad de los perpetradores que no fueron previamente juzgados, y de los partícipes civiles y económicos. Es decir, la negación de la cantidad para evitar el debate de la responsabilidad (garantizando impunidad de actores aún no judicializados).
En segundo lugar, no solo constituye un ataque al recuerdo de las víctimas, sino centralmente a la construcción ético-política que han formulado en los últimos 40 años las distintas organizaciones que nuclean a las víctimas y familiares o cuya tarea es la defensa de los derechos humanos. Los “30.000” detenidos desaparecidos no son solo un número. Porque en la construcción de esa estimación, se condensa la historia de lucha que comenzó aún en dictadura y que continúa hasta nuestros días. Cuestionar la cifra construida colectivamente por aquellos, lleva ínsita la idea de cuestionar el coraje de la verdad, al decir de Foucault, del que ellos dan testimonio.
Cuando se niega la cantidad de víctimas del genocidio, no solo se niega quienes fueron ellas, sus militancias, sino el contenido simbólico de la lucha por la memoria del genocidio que encarnan siempre de modo activo los sobrevivientes y los familiares, pero también las políticas públicas (estatales) de reconocimiento.
So pretexto de la presunta invención de la cifra, se busca desprestigiar la lucha del movimiento de derechos humanos por la memoria, verdad y justicia, y desmantelar las políticas estatales desplegadas en esta dirección. Entonces la narrativa negacionista (en su dimensión discursiva) es la condición de posibilidad de materialidades concretas: entre otras, la reducción de asignación presupuestaria a los sitios de memoria, el despido de los trabajadores de la Secretaría de derechos humanos, el desmantelamiento del Archivo Nacional de la Memoria, del Banco Nacional de Datos Genéticos, de las áreas de defensa a cargo de la preservación de los archivos documentales de la dictadura, prueba útil en los procesos penales que se llevan adelante en la actualidad (a modo de ejemplo, ver aquí, aquí, aquí, aquí y aquí).
En una tercera dimensión, el negacionismo no se refiere a los modos de comprensión del ayer, sino a los sentidos del hoy: como síntoma del contenido material de las democracias contemporáneas. Desde esta mirada, la negación del ataque más extremo a la dignidad humana, que es el genocidio, se transforma en una herramienta eficaz para generar condiciones de repetición, validar representaciones y prácticas de exterminio.
La trampa negacionista, más que con el ayer, tiene que ver con ese vínculo cómplice entre quienes sostienen la negación de los crímenes de Estado y una agenda regresiva de derechos, que habilitan simultáneamente discursividades del exterminio del pasado y el ejercicio de violencias en los modos de relacionarnos con los otros (desiguales, asimétricos, estigmatizados) en el presente e, incluso, con políticas de hostigamiento. Por eso, enfrentar el negacionismo se convierte entonces en un imperativo ético de las democracias actuales.
En esta clave, quiero rescatar el modo en que el movimiento de derechos humanos ha actualizado la consigna histórica en tiempo presente: #Son30.000. Si el negacionismo ataca ese lugar de sufrimiento común que nos constituye —esa fragilidad de la ausencia que nos conforma como comunidad, porque somos esa ausencia—, entonces la conjugación en tiempo presente de la consigna evidencia una disputa por la posibilidad misma de historizar nuestra identidad. Nombrarlos en presente los reintegra a nuestro tiempo: forman parte del ‘nosotros’ que conformamos como sociedad. Y cuando además pronunciamos la consigna como un todo, casi sin pausas –SON30MILFUEGENOCIDIO–, hacemos presente el aniquilamiento, resistimos las consecuencias reorganizadoras del genocidio y cumplimos, colectivamente, nuestra promesa de no olvidar.
Nota:
(1) Entiendo el caso argentino como genocidio en tanto destrucción parcial del grupo nacional de acuerdo al artículo II de la Convención para la Prevención y la Sanción del Delito de Genocidio y en concordancia con los desarrollos producidos desde las ciencias sociales (Feierstein, 2007, 2012, Thus, 2020, Silveyra, 2022) como lo fundamentan diversos tribunales nacionales.
Citación académica sugerida: Thus, Valeria. #Son30.000: negacionismo, memoria y disputa por la verdad en Argentina. Agenda Estado de Derecho. 2025/09/02, Disponible en: https://agendaestadodederecho.com/por-la-verdad-en-argentina/
Palabras clave: Negacionismo, Genocidio, Argentina, Derechos humanos en Argentina.
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Posdoctora en Derecho Penal. Profesora regular e investigadora Fder-UBA. Coordinadora del Programa Justicia y Memoria y Codirectora del PoDeS (Grupo de Estudios Críticos en Política, Derecho y Sociedad (IIGG-IIGioja).
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Abogada colombiana, LLM en International Legal Studies por la Universidad de Georgetown y Máster en Argumentación Jurídica por la Universidad de Alicante. Es candidata a Doctora en Derecho por la Universidad de Georgetown. Actualmente se desempeña como Directora Asociada en el O'Neill Institute for National and Global Health Law y es docente en la Universidad de Georgetown y en programas de especialización y maestría en diversas universidades de América Latina. Anteriormente trabajó en la Comisión Interamericana de Derechos Humanos donde tuvo varios cargos, principalmente como Coordinadora de la Sección de Casos a cargo de la etapa de fondo y del litigio ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos.
Es profesora ayudante e investigadora predoctoral en el Departamento de Ciencia Política y Relaciones Internacionales de la Universidad Autónoma de Madrid (UAM). Tiene un Máster en Democracia y Gobierno, y un Máster en Gobernanza y Derechos Humanos, ambos de la UAM. Es licenciada en Comunicación Social por la Universidad Central de Venezuela. Es integrante del Lab Grupo de Investigación en Innovación, Tecnología y Gestión Pública de la UAM. Su tesis doctoral aborda la relación entre género, tecnologías y sector público, con un especial énfasis en la Inteligencia Artificial. También ha publicado sobre innovación pública y colaboración entre administraciones públicas y ciudadanía. Formó parte del equipo editorial de Agenda Estado de Derecho desde 2020 hasta febrero de 2022.
Abogada de la Universidad de Chile y Magíster en Derecho Internacional de la Universidad de Cambridge. En el ámbito profesional, se ha desempeñado en el extranjero como asistente legal en la Corte Internacional de Justicia y consultora para la International Nuremberg Principles Academy. En Chile, ha trabajado como abogada para el Comité para la Prevención de la Tortura, y actualmente se desempeña en la División de Derechos Humanos del Ministerio de Relaciones Exteriores de Chile. Asimismo, es académica de Derecho Internacional Público en la Universidad de Chile. Sus áreas de investigación incluyen el derecho internacional de los derechos humanos, la regulación de la actividad policial y su conformidad con estándares internacionales, el derecho internacional humanitario y el derecho penal internacional.
Ex Relator Especial para la Libertad de Expresión de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) hasta el 5 de octubre de 2020. Abogado y docente uruguayo egresado de la Facultad de Derecho de la Universidad de la República de Uruguay (Udelar). Actualmente es senior fellow en El Diálogo Interamericano (The Interamerican Dialogue) y consultor en libertades informativas de UNESCO y organizaciones de la sociedad civil. Se desempeña como Secretario de Relaciones Internacionales y Gobierno Abierto del Gobierno de Canelones (Uruguay).
Docente y conferenciasta en el campo de la libertad de expresión y el derecho a la información en prestigiosas universidades, entre ellas American University (Washington), Unam (México), Universidad Carlos III (España), Stanford (California), Universidad del Pacífico (Perú), UBA (Argentina) Universidad Diego Portales (Chile), Udelar (Uruguay) y Universidad de los Andes (Colombia). Periodista, columnista y colaborador asiduo en distintos medios de comunicación.
José Luis Caballero Ochoa es Licenciado en Derecho por el Tecnológico de Monterrey, Campus Chihuahua; Maestro en Derecho, por la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional Autónoma de México, y Doctor en Derecho por la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED) de España. Diplomado en derechos humanos y procesos de democratización por la Universidad de Chile. Pertenece al Sistema Nacional de Investigadores. Es académico – investigador en el Departamento de Derecho en la Universidad Iberoamericana, Ciudad de México, del que fue su Director por seis años. Actualmente es Comisionado de la Comisión Internacional de Juristas. Ha participado o participa en diversas comisiones o consejos públicos, ciudadanos y académicos en México, entre los que destacan: el Consejo de la Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal; la Junta Directiva del Instituto Federal de la Defensoría Pública; el Comité Consultivo del Centro de Estudios Constitucionales de la Suprema Corte de Justicia de la Nación; el Comité Académico y Editorial del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación la Comisión de Selección del Comité de Participación Ciudadana del Sistema Nacional Anticorrupción, entre otros. Docente en diversos programas académicos en materia de derecho constitucional y derechos humanos en centros de educación superior nacionales, y ponente en congresos y foros académicos especializados en México, Argentina, Brasil, Chile, Guatemala, Colombia, España, Estados Unidos y Perú. Su papel como consultor y especialista ha implicado la elaboración de proyectos de ley, dictámenes técnicos bajo la figura de amicus curiae y peritajes internacionales. Su obra publicada consiste en más de 80 capítulos de libros y artículos en revistas especializadas sobre derecho constitucional, derechos humanos y derecho internacional de los derechos humanos, así como algunos libros en estas materias.
Doctorando en Derecho por la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires (Argentina); Master en Derecho Penal y Procesal Penal por Osgoode Hall Law School, Universidad de York (Canadá); Diplomado Latinoamericano sobre Reforma Procesal Penal por la Facultad de Derecho de la Universidad Diego Portales (Chile); Abogado con orientación en Derecho Penal por la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires (Argentina). Actualmente es el Director de Relaciones Internacionales del Instituto de Estudios Comparados en Ciencias Penales y Sociales (INECIP). Durante 8 años fue el Director del Área de Capacitación del Centro de Estudios de Justicia de las Américas (CEJA), organismo internacional de la Organización de Estados Americanos (OEA), creado en 1999 por resolución de la Asamblea General de la OEA, con sede en Santiago de Chile.
Fiscal de la Procuración General de la Nación Argentina. Es abogada por la Universidad de Buenos Aires, donde se recibió con diploma de honor, Especialista en derecho penal y procesal penal por la Universidad Torcuato Di Tella y Máster en Derecho por la Universidad de Georgetown. Fue becaria de la Fundación Fulbright y perita de la Corte Interamericana de Derechos Humanos. Es profesora de Garantías Constitucionales del Derecho Penal Sustantivo y Procesal Penal de la Universidad de Buenos Aires, de Género y Derecho Penal en la Maestría en Derecho Penal de la Universidad de San Andrés y profesora invitada en distintas universidades, de grado y posgrado. Es autora de varios artículos en publicaciones académicas sobre temáticas de género y derecho penal y de garantías constitucionales en el proceso penal.
Abogado, Magíster en Derecho y Posgrado en Derecho Constitucional y Derechos Humanos por la Universidad de Palermo. Profesor en la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires. Responsable del Programa para la Aplicación de Instrumentos de Derechos Humanos del Ministerio Público de la Defensa de la Nación. Integrante de la Red Latinoamericana de Académicas/os del Derecho - ALAS. Fue docente en diferentes universidades de Argentina, e investigador y docente en el Centro de Derechos Humanos de la Universidad de Chile. Sus temas de especialización son Derecho Internacional de los Derechos Humanos, Acceso a la Justicia y No Discriminación.
Director Ejecutivo de Fundación Ciudadanía y Desarrollo, contacto nacional de Transparencia Internacional en Ecuador. Abogado y máster en Dirección y Gestión Pública, así como en Acción Política, Fortalecimiento Institucional y Participación Ciudadana en el Estado de Derecho. Fue miembro suplente de la Asamblea Nacional Constituyente de Ecuador y asesor constitucional en el Consejo de Participación Ciudadana. Fellow del Centro para la Democracia, el Desarrollo y el Estado de Derecho de la Universidad de Stanford. Consultor para organizaciones nacionales e internacionales en temas de derechos humanos, libertad de expresión, acceso a la información, participación ciudadana, transparencia y lucha contra la corrupción.
Doctor en Ciencias Políticas de la Universidad de la República de Uruguay, magíster en Estudios Políticos por la Universidad Metropolitana de Venezuela y licenciado en Comunicación Social por la Universidad Santa María con especialización en Gobernabilidad y Gerencia Política por la Universidad Católica Andrés Bello y The George Washington University. Autor del libro «Venezolanos en el Uruguay» (2019). Trabaja como editor de la plataforma Diálogo Político y coordinador de proyectos del Programa Regional Partidos Políticos y Democracia en América Latina de la Fundación Konrad Adenauer.
Abogado egresado de la Universidad Francisco Marroquín de Guatemala y con un Máster en Economía de la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid. En la actualidad, desempeña el cargo de Editor Asistente en el blog de la International Association of Constitutional Law (IACL) y es Director del área de Estudios Jurídicos en la Fundación Libertad y Desarrollo, un think tank basado en Ciudad de Guatemala. A nivel docente, ejerce como profesor tanto en la Universidad del Istmo como en la Universidad Francisco Marroquín de Guatemala. Adicionalmente, es columnista para el periódico guatemalteco La Hora. Sus principales áreas de investigación son el derecho constitucional y el derecho electoral.
Vicepresidenta de incidencia y litigio internacional del Robert F. Kennedy Human Rights. Baeyens lidera la estrategia de incidencia legal en derechos humanos de la organización, incluyendo el litigio de casos de alto impacto ante mecanismos de la ONU y sistemas regionales de protección, en temáticas relacionadas con la protección del espacio cívico y la lucha contra la discriminación, violencia e impunidad. Previamente se desempeñó como oficial de asuntos políticos en la ONU y como oficial de derechos humanos en la CIDH, donde también coordinó la Relatoría sobre personas defensoras. Es profesora adjunta de la Facultad de Derecho de la Universidad de Georgetown. Recibió su título de abogada de la Universidad de Ibagué, Colombia, y su LL.M en derecho internacional de los derechos humanos de la Universidad de Notre Dame, Estados Unidos.
Juez electo de la Corte Internacional de Justicia, además de profesor y director del Departamento de Derecho Público de la Universidad Federal de Minas Gerais (UFMG) y fundador del Centro de Derecho Internacional (CEDIN) y del Anuario Brasileño de Derecho Internacional. Tiene un máster de la UFMG y un doctorado de la Universidad París X Nanterre, y ha trabajado como jurista adjunto en el CIJ. Ha sido profesor visitante en el Institut des Hautes Études Internationales de la Université Panthéon-Assas Paris II, la Université Caen Basse-Normandie, la Université Paris-Ouest Nanterre la Défence y el Centro Lauterpacht de Derecho Internacional (Universidad de Cambridge, Reino Unido).
Abogado venezolano, egresado de la Universidad Católica Andrés Bello. LL.M. en derecho internacional de la Universidad de Cambridge, en Reino Unido, y Magíster en políticas públicas de la Universidad de los Andes, en Colombia. Actualmente se desempeña como asesor legal senior del Centro de Derechos Reproductivos y docente de la Universidad de los Andes. Fue abogado de la Secretaría de la Corte Interamericana de Derechos Humanos.
Directora Ejecutiva de la Fundación para el Debido Proceso (DPLF por sus siglas en inglés) organización regional dedicada a promover el Estado de derecho y los derechos humanos en América Latina. Antes de unirse a DPLF, fue Coordinadora Adjunta de la Unidad de Investigaciones Especiales de la Comisión de la Verdad de Perú, a cargo de la investigación de graves violaciones de derechos humanos ocurridas durante el conflicto armado interno en ese país. Previamente trabajó en la Adjuntía para los Derechos Humanos de la Defensoria del Pueblo de Perú y formó parte del equipo legal de la Coalición Contra la Impunidad (Alemania) que promovió el procesamiento penal en ese país de militares argentinos responsables de la desaparición de ciudadanos alemanes durante la dictadura argentina. Katya realizó sus estudios de derecho en la Pontifica Universidad Católica del Perú y de maestría en derecho internacional público en la Universidad de Heidelberg, Alemania.
Experto afiliado al Constitution Transformation Network de la Universidad de Melbourne e investigador asociado de la Universidad Rafael Landívar de Guatemala. Doctor en Derecho por la Escuela de Derecho de la Universidad de Melbourne y una Maestria en Derecho Público e Internacional en esa misma casa de estudios, y una Licenciatura en Ciencias Jurídicas y Sociales de la Universidad Rafael Landívar. Tiene experiencia en gobierno, especificamente en negociacion de tratados y convenciones, litigio en instancias internacionales e implementacion de instrumentos en materia de derechos humanos, y como consultor para organismos financieros internacionales.
Candidato a doctor por la Facultad de Derecho de la Universidad de Ottawa (Canadá). Director de la Clínica de Derechos Humanos del Centro de Investigación y Enseñanza en Derechos Humanos (HRREC) y profesor de la Sección de Derecho Civil de la Universidad de Ottawa. Anteriormente trabajó en la Comisión Andina de Juristas, el Tribunal Constitucional y el Ministerio de Justicia y Derechos Humanos del Perú. Sus áreas de investigación son el Sistema Interamericano, Empresas y Derechos Humanos, Derecho Penal Internacional, TWAIL y libertad académica. Integrante del Grupo de Estudios Latinoamericano sobre Derecho Penal Internacional de la Fundación Konrad Adenauer.
Es abogada por la Universidad San Francisco de Quito, y tiene un LL.M. por el Washington College of Law de American University, con enfoque en Derecho Internacional de los Derechos Humanos. Es candidata para el título de Doctora en Derecho por la Universidad Externado de Colombia. Ha trabajado como especialista en la Relatoría Especial para la Libre Expresión de la CIDH, Fundamedios y la Dirección Nacional de DDHH en Ecuador. Actualmente, es Directora del Observatorio de Derechos y Justicia de Ecuador, docente en la Universidad Internacional del Ecuador, y socia fundadora de Gentium Law Consultores.
Abogada costarricense, Máster en Derecho Internacional y Resolución de Conflictos por la Universidad para la Paz de las Naciones Unidas. Actualmente se desempeña como Directora Legal para América Latina en Women’s Link Worldwide, desde donde ejerce como estratega legal, líder de iniciativa y abogada litigante, con una gran responsabilidad para diseñar y liderar complejos proyectos legales, asimismo, es docente en la Universidad para la Paz, y en diversas universidades de Costa Rica. Anteriormente trabajó en el Centro por la Justicia y el Derecho Internacional (CEJIL) como Directora del Programa para Centroamérica y México, en la Secretaría General de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO) y como consultora internacional. Marcia se especializa en el litigio estratégico con enfoque de género e interseccional.
Doctor en Derecho por la Universidad Complutense de Madrid. Especialista en Derecho Constitucional por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), y en Derecho Constitucional y Ciencia Política por el Centro de Estudios Políticos y Constitucionales (Madrid). Licenciado en Derecho por la Universidad Autónoma de Guerrero (México). Es Investigador Nacional nivel I del Sistema Nacional de Investigadores del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (CONACYT, México). En representación de México es miembro del Grupo de Justicia Constitucional y Derechos Fundamentales del Programa Estado de Derecho para Latinoamérica de la Fundación Konrad Adenauer.