Una contienda electoral clave para el Estado de derecho en Costa Rica

18 de noviembre de 2025
Una contienda electoral clave para el Estado de derecho en Costa Rica
Foto. https://www.meer.com/

El artículo analiza los desafíos estructurales, sociales y digitales que enfrenta Costa Rica ante las elecciones de 2026, subrayando la urgencia de fortalecer su Estado de derecho y memoria democrática.

Costa Rica ha sido durante décadas un referente latinoamericano en estabilidad democrática y Estado de derecho. Las mediciones académicas y los indicadores internacionales la ubican entre las democracias más consolidadas del hemisferio. No obstante, al aproximarse las elecciones presidenciales y legislativas de 2026, surgen señales que demandan mayor atención: la estabilidad democrática, aunque persistente, parece enfrentarse hoy a desafíos estructurales, sociales e institucionales que podrían erosionar sus cimientos.

Existe una tensión creciente entre un marco constitucional que ha sido históricamente respetado y nuevas demandas sociales que reclaman respuestas urgentes. La Constitución costarricense fijó bases normativas claras, protegió libertades y derechos, y construyó institucionalidad sólida. Sin embargo, desde inicios del siglo, el arrastre de demandas ciudadanas diversificadas e insatisfechas, se traduce en sectores sociales más álgidos que reclaman salud y educación de calidad, mejores servicios públicos, seguridad ciudadana y menor desigualdad. La ampliación de derechos —un logro innegable del progreso democrático— convive con la dificultad institucional para garantizarlos en toda su magnitud y prestarlos en la cotidianidad.

Ese desfase cristaliza en manifestaciones de fatiga democrática: un desencanto que crece más rápido que las respuestas institucionales para frenarlo. En el pasado reciente, el país ha enfrentado estancamientos o retrocesos en varios ámbitos sociales.

Paralelamente, se aprecia una erosión simbólica de ciertos consensos básicos. La legitimidad histórica, cimentada en la tradición democrática, el civismo y la institucionalidad republicana, fue durante mucho tiempo un amortiguador frente a la conflictividad política. Ahora, choques recientes entre órganos del Estado, episodios de polarización y el deterioro del debate público muestran que esa contención simbólica ya no resulta suficiente. La mala noticia es que esas instituciones no habían desarrollado otras habilidades y capacidades de contención; ocasionando, entonces, una posición de riesgo que desafía las bases constitucionales en su Estado de Derecho. Principalmente, por una erosión tácticamente dirigida hacia pilares que sostienen la separación de poderes, la integridad electoral y la confianza de las instituciones.

Es en ese entorno en el que emerge la desinformación digital como riesgo inmediato y multiplicador. Las plataformas y redes no solo distribuyen información, sino que son utilizadas como vehículos para el posicionamiento de narrativas emocionales que refuerzan mitos, resentimientos, desencanto y polarización. La manipulación y la alteración de los ecosistemas informativos han demostrado ser herramientas de actores interesados en debilitar esa confianza pública y, en última instancia, la propia legitimidad del sistema democrático. Así, pareciera que el Estado de Derecho está presionado a desarrollar capacidades de respuesta a ese fenómeno; pero, contrario a lo que ocurre en otras latitudes (como las regulaciones específicas de la Unión Europea o en países como Brasil, Chile, Colombia y México), la omisión de Costa Rica hizo que quedara atrás en esta materia. Sus respuestas, principalmente administrativas y jurisdiccionales, son eso: reacciones sobre el momento y salvaguardas inmediatas en tutela del principio democrático.

El derecho a la democracia, entendido por el Sistema Interamericano como garantía esencial, exige sociedades bien informadas; la Corte Interamericana lo resumió con claridad: “una sociedad que no está bien informada no es plenamente libre” (Opinión Consultiva OC/5-85).

El entramado jurídico costarricense, en gran medida, ha sido reactivo ante estas transformaciones sociales y tecnológicas. Las normas electorales, los mecanismos de control del discurso público, el acceso y la libertad de información, así como las responsabilidades sobre contenidos digitales no evolucionaron al ritmo de este fenómeno. Lo que antes parecía un problema asociado a eventos concretos como la COVID-19 o las campañas electorales, se ha convertido en una problemática estructural. Ahora su ordenamiento se ve presionado por incorporar medidas eficaces para enfrentar la desinformación en armonía con pilares fundamentales del Estado de Derecho. Apoyos como la Caja de Herramientas sobre desinformación en América Latina y el Caribe publicada por UNESCO podrían contribuir a este escenario.

La experiencia comparada y los debates en esta materia, requieren de una respuesta combinada entre marcos legislativos que concilien la libertad de expresión con la libertad de información, estándares de autorregulación de los sujetos privados y fortalecimiento de capacidades cívicas y judiciales.

Otro de los aspectos que, en el país y en la región, parece necesitar un reforzamiento, son las acciones estatales dirigidas para la preservación de la memoria democrática como elemento imprescindible del Estado de derecho. Las coyunturas críticas dejan como evidencia que no basta con instituciones formales, sino que se requiere una conciencia colectiva sobre logros y fragilidades pasadas para impedir la normalización de prácticas que socavan la democracia.

Cuando episodios de corrupción, abuso de poder o decisiones contrarias al interés público quedan sin sanción o sin reparación simbólica, aumenta la desconfianza social. La preservación de la memoria democrática es una salvaguarda contra la erosión del Estado de derecho; y, para ello, urge un debate crítico-reflexivo acerca de la necesidad de su constitucionalización.

Así, confluyen tres vectores que tensan el Estado de derecho costarricense de cara a sus próximos comicios: a) el arrastre de demandas y realidades sociales insatisfechas; b) un crecimiento de la desinformación digital como fenómeno disruptivo en la confianza ciudadana; y, c) el debilitamiento de los consensos simbólicos e históricos que sustentan la legitimidad democrática como resultado de haber abandonado las prácticas necesarias para la preservación de la memoria democrática. Estos factores, combinados, vuelven particularmente sensibles la dinámica electoral de 2026.

Por eso, la próxima contienda no es sólo una mera sucesión de autoridades, sino que también será una prueba sobre la capacidad del país para la autocrítica, renovación institucional y reconstrucción del vínculo entre ciudadanía y poder. Un momento clave para la renovación de sus compromisos con el Estado de derecho; o, por el contrario, para el inicio de un declive democrático no visto en el pasado reciente.

¿Qué pasos resultan prioritarios?

A nivel nacional como interamericano, parece imprescindible el impulso de un estándar que equilibre la tutela de la información y la libertad de expresión con responsabilidades de plataformas y actores públicos; así como estrategias de gobernanza digital que incluyan transparencia algorítmica, auditorías independientes y protocolos de moderación. Esto permitiría acoplar los avances normativos y jurisprudenciales existentes, con elementos comparados de otros sistemas, así como la integración de las particularidades regionales propias.

Costa Rica también necesita medidas de preservación democrática y formación ciudadana, especialmente en ámbitos como la alfabetización digital y la educación política formal. Porque, aunque robustos en su diseño formal, elementos como la independencia y la efectividad de los órganos constitucionales descansan sobre la solidez simbólica de la confianza y el apoyo de la ciudadanía.

La experiencia regional y los marcos interamericanos reflejan que la democracia exige renovación constante, es un proyecto en marcha. Ante las experiencias del ciclo electoral que actualmente corre, al país se le ha puesto en frente la necesidad de mirar hacia su Estado de derecho como un legado histórico, pero también como una práctica activa y resiliente de cara a los retos contemporáneos. Una respuesta sólida y oportuna, tendría el potencial de convertir esa oportunidad en resultados democráticos concretos, en lugar de arriesgarse a una erosión institucional más profunda.

Citación académica sugerida: Achoy Sánchez, Jose Mario. Una contienda electoral clave para el Estado de Derecho en Costa Rica. Agenda Estado de Derecho, 2025/11/06. Disponible en: https://agendaestadodederecho.com/una-contienda-electoral-clave-para-el-estado-de-derecho-en-costa-rica/

Palabras clave: Elecciones; desinformación, Costa Rica; SIDH, democracia.

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Jose Mario Achoy Sánchez

Investigador predoctoral en el Grupo de Investigación Tecnología

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Silvia Serrano

Abogada colombiana, LLM en International Legal Studies por la Universidad de Georgetown y Máster en Argumentación Jurídica por la Universidad de Alicante. Es candidata a Doctora en Derecho por la Universidad de Georgetown. Actualmente se desempeña como Directora Asociada en el O'Neill Institute for National and Global Health Law y es docente en la Universidad de Georgetown y en programas de especialización y maestría en diversas universidades de América Latina. Anteriormente trabajó en la Comisión Interamericana de Derechos Humanos donde tuvo varios cargos, principalmente como Coordinadora de la Sección de Casos a cargo de la etapa de fondo y del litigio ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos.

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Es profesora ayudante e investigadora predoctoral en el Departamento de Ciencia Política y Relaciones Internacionales de la Universidad Autónoma de Madrid (UAM). Tiene un Máster en Democracia y Gobierno, y un Máster en Gobernanza y Derechos Humanos, ambos de la UAM. Es licenciada en Comunicación Social por la Universidad Central de Venezuela. Es integrante del Lab Grupo de Investigación en Innovación, Tecnología y Gestión Pública de la UAM. Su tesis doctoral aborda la relación entre género, tecnologías y sector público, con un especial énfasis en la Inteligencia Artificial. También ha publicado sobre innovación pública y colaboración entre administraciones públicas y ciudadanía. Formó parte del equipo editorial de Agenda Estado de Derecho desde 2020 hasta febrero de 2022.

Catalina Fernández Carter

Abogada de la Universidad de Chile y Magíster en Derecho Internacional de la Universidad de Cambridge. En el ámbito profesional, se ha desempeñado en el extranjero como asistente legal en la Corte Internacional de Justicia y consultora para la International Nuremberg Principles Academy. En Chile, ha trabajado como abogada para el Comité para la Prevención de la Tortura, y actualmente se desempeña en la División de Derechos Humanos del Ministerio de Relaciones Exteriores de Chile. Asimismo, es académica de Derecho Internacional Público en la Universidad de Chile. Sus áreas de investigación incluyen el derecho internacional de los derechos humanos, la regulación de la actividad policial y su conformidad con estándares internacionales, el derecho internacional humanitario y el derecho penal internacional.

Edison Lanza

Ex Relator Especial para la Libertad de Expresión de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) hasta el 5 de octubre de 2020. Abogado y docente uruguayo egresado de la Facultad de Derecho de la Universidad de la República de Uruguay (Udelar). Actualmente es senior fellow en El Diálogo Interamericano (The Interamerican Dialogue) y consultor en libertades informativas de UNESCO y organizaciones de la sociedad civil. Se desempeña como Secretario de Relaciones Internacionales y Gobierno Abierto del Gobierno de Canelones (Uruguay).

Docente y conferenciasta en el campo de la libertad de expresión y el derecho a la información en prestigiosas universidades, entre ellas American University (Washington), Unam (México), Universidad Carlos III (España), Stanford (California), Universidad del Pacífico (Perú), UBA (Argentina) Universidad Diego Portales (Chile), Udelar (Uruguay) y Universidad de los Andes (Colombia). Periodista, columnista y colaborador asiduo en distintos medios de comunicación.

José Luis Caballero Ochoa

José Luis Caballero Ochoa es Licenciado en Derecho por el Tecnológico de Monterrey, Campus Chihuahua; Maestro en Derecho, por la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional Autónoma de México, y Doctor en Derecho por la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED) de España. Diplomado en derechos humanos y procesos de democratización por la Universidad de Chile. Pertenece al Sistema Nacional de Investigadores. Es académico – investigador en el Departamento de Derecho en la Universidad Iberoamericana, Ciudad de México, del que fue su Director por seis años. Actualmente es Comisionado de la Comisión Internacional de Juristas. Ha participado o participa en diversas comisiones o consejos públicos, ciudadanos y académicos en México, entre los que destacan: el Consejo de la Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal; la Junta Directiva del Instituto Federal de la Defensoría Pública; el Comité Consultivo del Centro de Estudios Constitucionales de la Suprema Corte de Justicia de la Nación; el Comité Académico y Editorial del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación la Comisión de Selección del Comité de Participación Ciudadana del Sistema Nacional Anticorrupción, entre otros. Docente en diversos programas académicos en materia de derecho constitucional y derechos humanos en centros de educación superior nacionales, y ponente en congresos y foros académicos especializados en México, Argentina, Brasil, Chile, Guatemala, Colombia, España, Estados Unidos y Perú. Su papel como consultor y especialista ha implicado la elaboración de proyectos de ley, dictámenes técnicos bajo la figura de amicus curiae y peritajes internacionales. Su obra publicada consiste en más de 80 capítulos de libros y artículos en revistas especializadas sobre derecho constitucional, derechos humanos y derecho internacional de los derechos humanos, así como algunos libros en estas materias.

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Doctorando en Derecho por la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires (Argentina); Master en Derecho Penal y Procesal Penal por Osgoode Hall Law School, Universidad de York (Canadá); Diplomado Latinoamericano sobre Reforma Procesal Penal por la Facultad de Derecho de la Universidad Diego Portales (Chile); Abogado con orientación en Derecho Penal por la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires (Argentina). Actualmente es el Director de Relaciones Internacionales del Instituto de Estudios Comparados en Ciencias Penales y Sociales (INECIP). Durante 8 años fue el Director del Área de Capacitación del Centro de Estudios de Justicia de las Américas (CEJA), organismo internacional de la Organización de Estados Americanos (OEA), creado en 1999 por resolución de la Asamblea General de la OEA, con sede en Santiago de Chile.

María Luisa Piqué

Fiscal de la Procuración General de la Nación Argentina. Es abogada por la Universidad de Buenos Aires, donde se recibió con diploma de honor, Especialista en derecho penal y procesal penal por la Universidad Torcuato Di Tella y Máster en Derecho por la Universidad de Georgetown. Fue becaria de la Fundación Fulbright y perita de la Corte Interamericana de Derechos Humanos. Es profesora de Garantías Constitucionales del Derecho Penal Sustantivo y Procesal Penal de la Universidad de Buenos Aires, de Género y Derecho Penal en la Maestría en Derecho Penal de la Universidad de San Andrés y profesora invitada en distintas universidades, de grado y posgrado. Es autora de varios artículos en publicaciones académicas sobre temáticas de género y derecho penal y de garantías constitucionales en el proceso penal.

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Director Ejecutivo de Fundación Ciudadanía y Desarrollo, contacto nacional de Transparencia Internacional en Ecuador. Abogado y máster en Dirección y Gestión Pública, así como en Acción Política, Fortalecimiento Institucional y Participación Ciudadana en el Estado de Derecho. Fue miembro suplente de la Asamblea Nacional Constituyente de Ecuador y asesor constitucional en el Consejo de Participación Ciudadana. Fellow del Centro para la Democracia, el Desarrollo y el Estado de Derecho de la Universidad de Stanford. Consultor para organizaciones nacionales e internacionales en temas de derechos humanos, libertad de expresión, acceso a la información, participación ciudadana, transparencia y lucha contra la corrupción.

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Doctor en Ciencias Políticas de la Universidad de la República de Uruguay, magíster en Estudios Políticos por la Universidad Metropolitana de Venezuela y licenciado en Comunicación Social por la Universidad Santa María con especialización en Gobernabilidad y Gerencia Política por la Universidad Católica Andrés Bello y The George Washington University. Autor del libro «Venezolanos en el Uruguay» (2019). Trabaja como editor de la plataforma Diálogo Político y coordinador de proyectos del Programa Regional Partidos Políticos y Democracia en América Latina de la Fundación Konrad Adenauer.

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Abogado egresado de la Universidad Francisco Marroquín de Guatemala y con un Máster en Economía de la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid. En la actualidad, desempeña el cargo de Editor Asistente en el blog de la International Association of Constitutional Law (IACL) y es Director del área de Estudios Jurídicos en la Fundación Libertad y Desarrollo, un think tank basado en Ciudad de Guatemala. A nivel docente, ejerce como profesor tanto en la Universidad del Istmo como en la Universidad Francisco Marroquín de Guatemala. Adicionalmente, es columnista para el periódico guatemalteco La Hora. Sus principales áreas de investigación son el derecho constitucional y el derecho electoral.

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Juez electo de la Corte Internacional de Justicia, además de profesor y director del Departamento de Derecho Público de la Universidad Federal de Minas Gerais (UFMG) y fundador del Centro de Derecho Internacional (CEDIN) y del Anuario Brasileño de Derecho Internacional. Tiene un máster de la UFMG y un doctorado de la Universidad París X Nanterre, y ha trabajado como jurista adjunto en el CIJ. Ha sido profesor visitante en el Institut des Hautes Études Internationales de la Université Panthéon-Assas Paris II, la Université Caen Basse-Normandie, la Université Paris-Ouest Nanterre la Défence y el Centro Lauterpacht de Derecho Internacional (Universidad de Cambridge, Reino Unido).

Edward Pérez

Abogado venezolano, egresado de la Universidad Católica Andrés Bello. LL.M. en derecho internacional de la Universidad de Cambridge, en Reino Unido, y Magíster en políticas públicas de la Universidad de los Andes, en Colombia. Actualmente se desempeña como asesor legal senior del Centro de Derechos Reproductivos y docente de la Universidad de los Andes. Fue abogado de la Secretaría de la Corte Interamericana de Derechos Humanos.

Katya Salazar

Directora Ejecutiva de la Fundación para el Debido Proceso (DPLF por sus siglas en inglés) organización regional dedicada a promover el Estado de derecho y los derechos humanos en América Latina. Antes de unirse a DPLF, fue Coordinadora Adjunta de la Unidad de Investigaciones Especiales de la Comisión de la Verdad de Perú, a cargo de la investigación de graves violaciones de derechos humanos ocurridas durante el conflicto armado interno en ese país. Previamente trabajó en la Adjuntía para los Derechos Humanos de la Defensoria del Pueblo de Perú y formó parte del equipo legal de la Coalición Contra la Impunidad (Alemania) que promovió el procesamiento penal en ese país de militares argentinos responsables de la desaparición de ciudadanos alemanes durante la dictadura argentina. Katya realizó sus estudios de derecho en la Pontifica Universidad Católica del Perú y de maestría en derecho internacional público en la Universidad de Heidelberg, Alemania.

Carlos Arturo Villagrán Sandoval

Experto afiliado al Constitution Transformation Network de la Universidad de Melbourne e investigador asociado de la Universidad Rafael Landívar de Guatemala. Doctor en Derecho por la Escuela de Derecho de la Universidad de Melbourne y una Maestria en Derecho Público e Internacional en esa misma casa de estudios, y una Licenciatura en Ciencias Jurídicas y Sociales de la Universidad Rafael Landívar. Tiene experiencia en gobierno, especificamente en negociacion de tratados y convenciones, litigio en instancias internacionales e implementacion de instrumentos en materia de derechos humanos, y como consultor para organismos financieros internacionales.

Salvador Herencia-Carrasco

Candidato a doctor por la Facultad de Derecho de la Universidad de Ottawa (Canadá). Director de la Clínica de Derechos Humanos del Centro de Investigación y Enseñanza en Derechos Humanos (HRREC) y profesor de la Sección de Derecho Civil de la Universidad de Ottawa. Anteriormente trabajó en la Comisión Andina de Juristas, el Tribunal Constitucional y el Ministerio de Justicia y Derechos Humanos del Perú. Sus áreas de investigación son el Sistema Interamericano, Empresas y Derechos Humanos, Derecho Penal Internacional, TWAIL y libertad académica. Integrante del Grupo de Estudios Latinoamericano sobre Derecho Penal Internacional de la Fundación Konrad Adenauer.

María Dolores Miño

Es abogada por la Universidad San Francisco de Quito, y tiene un LL.M. por el Washington College of Law de American University, con enfoque en Derecho Internacional de los Derechos Humanos. Es candidata para el título de Doctora en Derecho por la Universidad Externado de Colombia. Ha trabajado como especialista en la Relatoría Especial para la Libre Expresión de la CIDH, Fundamedios y la Dirección Nacional de DDHH en Ecuador. Actualmente, es Directora del Observatorio de Derechos y Justicia de Ecuador, docente en la Universidad Internacional del Ecuador, y socia fundadora de Gentium Law Consultores.

Marcia Aguiluz

Abogada costarricense, Máster en Derecho Internacional y Resolución de Conflictos por la Universidad para la Paz de las Naciones Unidas. Actualmente se desempeña como Directora Legal para América Latina en Women’s Link Worldwide, desde donde ejerce como estratega legal, líder de iniciativa y abogada litigante, con una gran responsabilidad para diseñar y liderar complejos proyectos legales, asimismo, es docente en la Universidad para la Paz, y en diversas universidades de Costa Rica. Anteriormente trabajó en el Centro por la Justicia y el Derecho Internacional (CEJIL) como Directora del Programa para Centroamérica y México, en la Secretaría General de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO) y como consultora internacional. Marcia se especializa en el litigio estratégico con enfoque de género e interseccional.

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Doctor en Derecho por la Universidad Complutense de Madrid. Especialista en Derecho Constitucional por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), y en Derecho Constitucional y Ciencia Política por el Centro de Estudios Políticos y Constitucionales (Madrid). Licenciado en Derecho por la Universidad Autónoma de Guerrero (México). Es Investigador Nacional nivel I del Sistema Nacional de Investigadores del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (CONACYT, México). En representación de México es miembro del Grupo de Justicia Constitucional y Derechos Fundamentales del Programa Estado de Derecho para Latinoamérica de la Fundación Konrad Adenauer.