No obstante, el uso de los sistemas de Inteligencia Artificial con eficiencia es cada vez más necesario, ante la proliferación de distintos sistemas y la necesidad de depurar y perfeccionar los resultados. Por eso, se ha desarrollado el concepto de ingeniería de prompts, y varios cursos alrededor de este, que busca desarrollar lenguajes de prompts que puedan ser cada vez más precisos, para así garantizar outputs más acercados a lo que se concibe en la idea.

Dichos prompts podrían ser protegidos por parte del Derecho de Autor, como obras literarias, en la medida, por supuesto, en que el desarrollo y escritura de dichos prompts provenga de un humano y no de una máquina, pues en este último caso, caeríamos nuevamente en la carencia del requisito de originalidad.

Ahora bien, cabe preguntarse: ¿Siempre que se utilice un sistema de Inteligencia Artificial implica necesariamente la negación absoluta de la protección del Derecho de Autor?, considero que la respuesta no puede ser un rotundo no. Dependerá en gran medida del grado de intervención de la Inteligencia Artificial; del control que tenga el usuario no solo del prompt, sino del input que será analizado con dicho prompt; así como también de qué tan diferente resultó el output del prompt y de qué posibles intervenciones le pudo realizar el usuario al output de forma posterior al resultado base de la Inteligencia Artificial.

Si bien estamos acostumbrados a ver noticias de sistemas de inteligencia artificial cada vez más autónomos, no todos lo son, y unos cuantos requieren de mayor intervención humana. Dicha intervención humana podría poner en entredicho la carencia de originalidad, en la medida en que la Inteligencia Artificial se utilice como un medio y no como un fin, o como el principio de determinada creación.

Pensemos en un fotógrafo que realiza unas tomas fotográficas a modelos y posteriormente a objetos, dicho fotógrafo al mismo tiempo escribe un prompt describiendo la forma precisa cómo desea que dichas fotografías sean combinadas por el sistema de Inteligencia Artificial, y posterior a la creación del output, dicho fotógrafo realiza un trabajo de postproducción y edición a dicha fotografía, para limar detalles y obtener el resultado que el fotógrafo concibió ¿Se consideraría esto una obra susceptible de ser protegida por derechos de autor?

Sería muy sencillo decir que no puede ser una obra solo por que hubo intervención de un sistema de inteligencia artificial, pero quizá la situación es más gris, por cuanto la intervención no fue de tal grado que el fotógrafo perdiera control sobre su creación. De hecho, este ejemplo nos podría llevar al pasado a las discusiones acerca de si una fotografía se podía considerar obra o no, cuando hoy en día ya no se discute que las obras fotográficas merecen protección por parte del Derecho de Autor.

Inclusive, podríamos traer a la memoria a la fotografía estenopeica, que es una técnica de la fotografía análoga, que fue una de las primeras técnicas de la fotografía. Con esta técnica, la luz entra a través de un agujero, pero la intensidad de la luz y milisegundos en la apertura del agujero de la cámara estenopeica puede variar completamente el resultado, sin que el fotógrafo pueda controlar en su totalidad el resultado.

En estos casos, ya no se discute que la fotografía estenopeica es una obra fotográfica. Entonces: ¿deberíamos no discutir en casos similares en donde el creador no tiene absoluto control sobre la intervención de la Inteligencia Artificial, pero sí tiene un concepto plenamente desarrollado? No existe nada claro aún, pero lo cierto es que no puede haber una sola respuesta.