Tras la agresión de Rusia a Ucrania, ¿es posible crear un tribunal especial para condenar tales actos?
La invasión de Rusia a Ucrania constituye un flagrante acto de agresión, y por tanto una violación a una de las piedras angulares del sistema jurídico internacional. Poco después de comenzada, y con una persistencia inesperada, voces prominentes han impulsado la creación de un tribunal internacional que pueda juzgar a los máximos responsables por el crimen de agresión (también acá, acá y acá). La idea de llamar a rendir cuentas a individuos por crímenes llevados a cabo por Estados, y especialmente por liderar una guerra de agresión, se cristalizó en el tribunal de Núremberg, luego de la Segunda Guerra Mundial.
Sin embargo, nunca más un tribunal internacional pronunció una condena por agresión contra un individuo, a pesar de que hubo casos que, sin duda, habrían ameritado al menos una investigación. En este contexto, la iniciativa de crear un tribunal especial para juzgar a los líderes de una potencia resulta, cuanto menos, disruptiva e innovadora en relación con delitos de agresión.
La necesidad de crear un tribunal internacional ad hoc para juzgar estos hechos se explica por las limitaciones de los mecanismos existentes. La Corte Penal Internacional (CPI), el único tribunal internacional permanente en materia penal, no está autorizada a investigarlos. Si bien tiene abierto un caso por crímenes de guerra, de lesa humanidad y genocidio presuntamente cometidos por fuerzas rusas en Ucrania, lo cierto es que al incorporarse el crimen de agresión al Estatuto de Roma sólo hubo consenso para un régimen que impide a la Corte investigar casos de agresión cometidos por nacionales de Estados que no hubiesen aceptado la jurisdicción de la Corte por este delito. Rusia, claro está, nunca aceptó quedar sujeta a la autoridad de la Corte.
Tampoco podría el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas crear un tribunal ad hoc, como hizo durante la década de 1990 respecto de la ex Yugoslavia y Ruanda, dado que la Federación rusa tiene allí poder de veto. Por último, si bien los tribunales nacionales ucranianos, rusos y de otros Estados tendrían jurisdicción sobre el crimen de agresión, no constituyen una alternativa promisoria. Los rusos, por razones obvias. Los ucranianos, principalmente por estar limitados por la inmunidad soberana que poseen los principales acusados. Tal como ha reconocido la jurisprudencia internacional, la inmunidad personal de los/as Jefes/as de Estado, que protege las buenas relaciones entre los Estados, no cede ante la comisión de los crímenes más graves contra el Derecho internacional (ej, aquí y aquí). Este mismo obstáculo afectaría a los tribunales internos de otros Estados si, como han hecho Polonia y Lituania, quisieran iniciar investigaciones. Un tribunal internacional con amplio respaldo internacional tendría, en principio, mayor legitimidad y peso político para enjuiciar a altos funcionarios rusos, incluyendo a su Jefe de Estado.
Ahora bien, hay al menos dos escollos decisivos que un tribunal de este tipo tendría que sortear. Por un lado, la opinión dominante sostiene que este tribunal también estaría limitado por la inmunidad soberana de la Federación Rusa, y que se extiende a sus funcionarios de mayor rango, especialmente a Putin, su Jefe de Estado. En principio, solamente Rusia, o en su defecto el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas (en función del compromiso de Rusia de cumplir sus decisiones), podrían levantar esta inmunidad. Ni una decisión de la Asamblea General de las Naciones Unidas, de la Unión Europea, ni por supuesto de Ucrania consintiendo a la creación de este tribunal podrían modificar los derechos soberanos de la Federación Rusa. Ahora bien, la jurisprudencia reciente abre una rendija para que un tribunal como el que se propone pueda avanzar. La Corte Internacional de Justicia -principal autoridad judicial de la comunidad internacional- sostuvo que este tipo de inmunidades no podría esgrimirse ante “determinados tribunales penales internacionales”, entre los que menciona a la CPI y los Tribunales ad hoc. En 2019, la Sala de Apelaciones de la CPI fue un paso más allá y sostuvo que no existe inmunidad soberana ante ningún tribunal internacional (definidos como tribunales creados por dos o más Estados). Si bien esta decisión fue criticada por expertos en Derecho internacional (ej., acá y acá), no puede descartarse que pueda ser defendida por un tribunal como el que se pretende crear, empujando al Derecho internacional a evolucionar hacia una postura menos deferente de la soberanía estatal y más ambiciosa en materia de rendición de cuentas.
El segundo escollo es de índole práctica y esta vez no veo resquicio alguno: es muy improbable que un tribunal de estas características pueda lograr la detención de líderes rusos. Quizá el recordatorio más elocuente de esta realidad es que luego de más de diez años, la CPI, con 123 Estados parte, y actuando sobre la base de la autoridad del Consejo de Seguridad, no pudo sentar en el banquillo de los acusados a Omar Al Bashir por los crímenes cometidos en el Sudán por la falta de cooperación de éste Estado, así como de varios otros que visitó sin ser nunca detenido. Esto no solamente ocurrió durante su mandato como Jefe de Estado, sino incluso luego de ser depuesto en abril de 2019. Pretender que se logre la detención del Jefe de Estado de una potencia nuclear, en este contexto, parece una quimera.
Más allá de estos obstáculos, voces influyentes han expresado razones adicionales de escepticismo. Por ejemplo, se ha objetado la selectividad de esta iniciativa al perseguir a Rusia cuando no se tomaron medidas equivalentes en casos de actos de agresión de otras potencias. En particular, se cuestiona que este tribunal esté siendo impulsado por los Estados Unidos y el Reino Unido, principales responsables de la invasión a Iraq de 2003. Este argumento es especialmente filoso, ya que fueron precisamente estos Estados los que influyeron en forma decisiva para que la jurisdicción de la CPI sobre el crimen de agresión sea especialmente limitada. Así, se sugiere, un tribunal enfocado únicamente en Rusia consolidaría el doble estándar que el Derecho internacional impone entre distintos Estados.
Frente a todas estas dificultades, mi actitud es de “pesimismo expectante”. La sola investigación de estos crímenes y, eventualmente, el dictado de una medida sobre los imputados, constituiría un mensaje importante para la comunidad internacional y contribuiría a deslegitimar al régimen de Putin, tanto a nivel internacional como interno. Muchas investigaciones basadas en el principio de jurisdicción universal han tenido efectos de este tipo, aun cuando no lograron (ni habrían podido lograr) la aprehensión o condena de los acusados. A la vez, este precedente haría más difícil bloquear futuros intentos de perseguir el crimen de agresión, y favorecería que nuevos países adhieran al sistema previsto en el Estatuto de la CPI para perseguirlo. Para ello, el apoyo a este tribunal debería ser lo más amplio posible, su conformación plural y diversa, y debería estar dotado de recursos que hagan viable su trabajo. En tales condiciones esta iniciativa significaría un paso adelante en la construcción de un orden jurídico internacional más legítimo. Sin embargo, tengo serias dudas de que se consiga avanzar en la dirección de una justicia genuina para Ucrania y las víctimas de la agresión, ya sea por falta de apoyo político a la creación del tribunal o por el establecimiento de un tribunal que obedezca demasiado a la lógica de las “grandes potencias”. Ojalá me equivoque.
Citación académica sugerida: Chehtman, Alejandro. ¿Un tribunal especial para juzgar a Putin por la agresión contra Ucrania? Agenda Estado de Derecho. 2023/02/20. Disponible en: https://agendaestadodederecho.com/un-tribunal-especial-para-juzgar-a-putin-por-la-agresion-contra-ucrania/
Palabras clave: Invasión rusa; Derechos humanos en Ucrania; Tribunal especial para el crimen de agresión; Corte Penal Internacional.
Es Profesor plenario de la Escuela de Derecho de la Universidad Torcuato Di Tella e investigador independiente del CONICET. Es también codirector del Proyecto Corte Suprema de Justicia de la Nación. Desde agosto de 2019 a mayo de 2022, dirigió la carrera de abogacía. Desde junio de 2022 es Decano de la Escuela de Derecho de la Universidad Torcuato Di Tella.
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Abogada colombiana, LLM en International Legal Studies por la Universidad de Georgetown y Máster en Argumentación Jurídica por la Universidad de Alicante. Es candidata a Doctora en Derecho por la Universidad de Georgetown. Actualmente se desempeña como Directora Asociada en el O'Neill Institute for National and Global Health Law y es docente en la Universidad de Georgetown y en programas de especialización y maestría en diversas universidades de América Latina. Anteriormente trabajó en la Comisión Interamericana de Derechos Humanos donde tuvo varios cargos, principalmente como Coordinadora de la Sección de Casos a cargo de la etapa de fondo y del litigio ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos.
Es profesora ayudante e investigadora predoctoral en el Departamento de Ciencia Política y Relaciones Internacionales de la Universidad Autónoma de Madrid (UAM). Tiene un Máster en Democracia y Gobierno, y un Máster en Gobernanza y Derechos Humanos, ambos de la UAM. Es licenciada en Comunicación Social por la Universidad Central de Venezuela. Es integrante del Lab Grupo de Investigación en Innovación, Tecnología y Gestión Pública de la UAM. Su tesis doctoral aborda la relación entre género, tecnologías y sector público, con un especial énfasis en la Inteligencia Artificial. También ha publicado sobre innovación pública y colaboración entre administraciones públicas y ciudadanía. Formó parte del equipo editorial de Agenda Estado de Derecho desde 2020 hasta febrero de 2022.
Abogada de la Universidad de Chile y Magíster en Derecho Internacional de la Universidad de Cambridge. En el ámbito profesional, se ha desempeñado en el extranjero como asistente legal en la Corte Internacional de Justicia y consultora para la International Nuremberg Principles Academy. En Chile, ha trabajado como abogada para el Comité para la Prevención de la Tortura, y actualmente se desempeña en la División de Derechos Humanos del Ministerio de Relaciones Exteriores de Chile. Asimismo, es académica de Derecho Internacional Público en la Universidad de Chile. Sus áreas de investigación incluyen el derecho internacional de los derechos humanos, la regulación de la actividad policial y su conformidad con estándares internacionales, el derecho internacional humanitario y el derecho penal internacional.
Ex Relator Especial para la Libertad de Expresión de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) hasta el 5 de octubre de 2020. Abogado y docente uruguayo egresado de la Facultad de Derecho de la Universidad de la República de Uruguay (Udelar). Actualmente es senior fellow en El Diálogo Interamericano (The Interamerican Dialogue) y consultor en libertades informativas de UNESCO y organizaciones de la sociedad civil. Se desempeña como Secretario de Relaciones Internacionales y Gobierno Abierto del Gobierno de Canelones (Uruguay).
Docente y conferenciasta en el campo de la libertad de expresión y el derecho a la información en prestigiosas universidades, entre ellas American University (Washington), Unam (México), Universidad Carlos III (España), Stanford (California), Universidad del Pacífico (Perú), UBA (Argentina) Universidad Diego Portales (Chile), Udelar (Uruguay) y Universidad de los Andes (Colombia). Periodista, columnista y colaborador asiduo en distintos medios de comunicación.
José Luis Caballero Ochoa es Licenciado en Derecho por el Tecnológico de Monterrey, Campus Chihuahua; Maestro en Derecho, por la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional Autónoma de México, y Doctor en Derecho por la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED) de España. Diplomado en derechos humanos y procesos de democratización por la Universidad de Chile. Pertenece al Sistema Nacional de Investigadores. Es académico – investigador en el Departamento de Derecho en la Universidad Iberoamericana, Ciudad de México, del que fue su Director por seis años. Actualmente es Comisionado de la Comisión Internacional de Juristas. Ha participado o participa en diversas comisiones o consejos públicos, ciudadanos y académicos en México, entre los que destacan: el Consejo de la Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal; la Junta Directiva del Instituto Federal de la Defensoría Pública; el Comité Consultivo del Centro de Estudios Constitucionales de la Suprema Corte de Justicia de la Nación; el Comité Académico y Editorial del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación la Comisión de Selección del Comité de Participación Ciudadana del Sistema Nacional Anticorrupción, entre otros. Docente en diversos programas académicos en materia de derecho constitucional y derechos humanos en centros de educación superior nacionales, y ponente en congresos y foros académicos especializados en México, Argentina, Brasil, Chile, Guatemala, Colombia, España, Estados Unidos y Perú. Su papel como consultor y especialista ha implicado la elaboración de proyectos de ley, dictámenes técnicos bajo la figura de amicus curiae y peritajes internacionales. Su obra publicada consiste en más de 80 capítulos de libros y artículos en revistas especializadas sobre derecho constitucional, derechos humanos y derecho internacional de los derechos humanos, así como algunos libros en estas materias.
Doctorando en Derecho por la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires (Argentina); Master en Derecho Penal y Procesal Penal por Osgoode Hall Law School, Universidad de York (Canadá); Diplomado Latinoamericano sobre Reforma Procesal Penal por la Facultad de Derecho de la Universidad Diego Portales (Chile); Abogado con orientación en Derecho Penal por la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires (Argentina). Actualmente es el Director de Relaciones Internacionales del Instituto de Estudios Comparados en Ciencias Penales y Sociales (INECIP). Durante 8 años fue el Director del Área de Capacitación del Centro de Estudios de Justicia de las Américas (CEJA), organismo internacional de la Organización de Estados Americanos (OEA), creado en 1999 por resolución de la Asamblea General de la OEA, con sede en Santiago de Chile.
Fiscal de la Procuración General de la Nación Argentina. Es abogada por la Universidad de Buenos Aires, donde se recibió con diploma de honor, Especialista en derecho penal y procesal penal por la Universidad Torcuato Di Tella y Máster en Derecho por la Universidad de Georgetown. Fue becaria de la Fundación Fulbright y perita de la Corte Interamericana de Derechos Humanos. Es profesora de Garantías Constitucionales del Derecho Penal Sustantivo y Procesal Penal de la Universidad de Buenos Aires, de Género y Derecho Penal en la Maestría en Derecho Penal de la Universidad de San Andrés y profesora invitada en distintas universidades, de grado y posgrado. Es autora de varios artículos en publicaciones académicas sobre temáticas de género y derecho penal y de garantías constitucionales en el proceso penal.
Abogado, Magíster en Derecho y Posgrado en Derecho Constitucional y Derechos Humanos por la Universidad de Palermo. Profesor en la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires. Responsable del Programa para la Aplicación de Instrumentos de Derechos Humanos del Ministerio Público de la Defensa de la Nación. Integrante de la Red Latinoamericana de Académicas/os del Derecho - ALAS. Fue docente en diferentes universidades de Argentina, e investigador y docente en el Centro de Derechos Humanos de la Universidad de Chile. Sus temas de especialización son Derecho Internacional de los Derechos Humanos, Acceso a la Justicia y No Discriminación.
Director Ejecutivo de Fundación Ciudadanía y Desarrollo, contacto nacional de Transparencia Internacional en Ecuador. Abogado y máster en Dirección y Gestión Pública, así como en Acción Política, Fortalecimiento Institucional y Participación Ciudadana en el Estado de Derecho. Fue miembro suplente de la Asamblea Nacional Constituyente de Ecuador y asesor constitucional en el Consejo de Participación Ciudadana. Fellow del Centro para la Democracia, el Desarrollo y el Estado de Derecho de la Universidad de Stanford. Consultor para organizaciones nacionales e internacionales en temas de derechos humanos, libertad de expresión, acceso a la información, participación ciudadana, transparencia y lucha contra la corrupción.
Doctor en Ciencias Políticas de la Universidad de la República de Uruguay, magíster en Estudios Políticos por la Universidad Metropolitana de Venezuela y licenciado en Comunicación Social por la Universidad Santa María con especialización en Gobernabilidad y Gerencia Política por la Universidad Católica Andrés Bello y The George Washington University. Autor del libro «Venezolanos en el Uruguay» (2019). Trabaja como editor de la plataforma Diálogo Político y coordinador de proyectos del Programa Regional Partidos Políticos y Democracia en América Latina de la Fundación Konrad Adenauer.
Abogado egresado de la Universidad Francisco Marroquín de Guatemala y con un Máster en Economía de la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid. En la actualidad, desempeña el cargo de Editor Asistente en el blog de la International Association of Constitutional Law (IACL) y es Director del área de Estudios Jurídicos en la Fundación Libertad y Desarrollo, un think tank basado en Ciudad de Guatemala. A nivel docente, ejerce como profesor tanto en la Universidad del Istmo como en la Universidad Francisco Marroquín de Guatemala. Adicionalmente, es columnista para el periódico guatemalteco La Hora. Sus principales áreas de investigación son el derecho constitucional y el derecho electoral.
Vicepresidenta de incidencia y litigio internacional del Robert F. Kennedy Human Rights. Baeyens lidera la estrategia de incidencia legal en derechos humanos de la organización, incluyendo el litigio de casos de alto impacto ante mecanismos de la ONU y sistemas regionales de protección, en temáticas relacionadas con la protección del espacio cívico y la lucha contra la discriminación, violencia e impunidad. Previamente se desempeñó como oficial de asuntos políticos en la ONU y como oficial de derechos humanos en la CIDH, donde también coordinó la Relatoría sobre personas defensoras. Es profesora adjunta de la Facultad de Derecho de la Universidad de Georgetown. Recibió su título de abogada de la Universidad de Ibagué, Colombia, y su LL.M en derecho internacional de los derechos humanos de la Universidad de Notre Dame, Estados Unidos.
Juez electo de la Corte Internacional de Justicia, además de profesor y director del Departamento de Derecho Público de la Universidad Federal de Minas Gerais (UFMG) y fundador del Centro de Derecho Internacional (CEDIN) y del Anuario Brasileño de Derecho Internacional. Tiene un máster de la UFMG y un doctorado de la Universidad París X Nanterre, y ha trabajado como jurista adjunto en el CIJ. Ha sido profesor visitante en el Institut des Hautes Études Internationales de la Université Panthéon-Assas Paris II, la Université Caen Basse-Normandie, la Université Paris-Ouest Nanterre la Défence y el Centro Lauterpacht de Derecho Internacional (Universidad de Cambridge, Reino Unido).
Abogado venezolano, egresado de la Universidad Católica Andrés Bello. LL.M. en derecho internacional de la Universidad de Cambridge, en Reino Unido, y Magíster en políticas públicas de la Universidad de los Andes, en Colombia. Actualmente se desempeña como asesor legal senior del Centro de Derechos Reproductivos y docente de la Universidad de los Andes. Fue abogado de la Secretaría de la Corte Interamericana de Derechos Humanos.
Directora Ejecutiva de la Fundación para el Debido Proceso (DPLF por sus siglas en inglés) organización regional dedicada a promover el Estado de derecho y los derechos humanos en América Latina. Antes de unirse a DPLF, fue Coordinadora Adjunta de la Unidad de Investigaciones Especiales de la Comisión de la Verdad de Perú, a cargo de la investigación de graves violaciones de derechos humanos ocurridas durante el conflicto armado interno en ese país. Previamente trabajó en la Adjuntía para los Derechos Humanos de la Defensoria del Pueblo de Perú y formó parte del equipo legal de la Coalición Contra la Impunidad (Alemania) que promovió el procesamiento penal en ese país de militares argentinos responsables de la desaparición de ciudadanos alemanes durante la dictadura argentina. Katya realizó sus estudios de derecho en la Pontifica Universidad Católica del Perú y de maestría en derecho internacional público en la Universidad de Heidelberg, Alemania.
Experto afiliado al Constitution Transformation Network de la Universidad de Melbourne e investigador asociado de la Universidad Rafael Landívar de Guatemala. Doctor en Derecho por la Escuela de Derecho de la Universidad de Melbourne y una Maestria en Derecho Público e Internacional en esa misma casa de estudios, y una Licenciatura en Ciencias Jurídicas y Sociales de la Universidad Rafael Landívar. Tiene experiencia en gobierno, especificamente en negociacion de tratados y convenciones, litigio en instancias internacionales e implementacion de instrumentos en materia de derechos humanos, y como consultor para organismos financieros internacionales.
Candidato a doctor por la Facultad de Derecho de la Universidad de Ottawa (Canadá). Director de la Clínica de Derechos Humanos del Centro de Investigación y Enseñanza en Derechos Humanos (HRREC) y profesor de la Sección de Derecho Civil de la Universidad de Ottawa. Anteriormente trabajó en la Comisión Andina de Juristas, el Tribunal Constitucional y el Ministerio de Justicia y Derechos Humanos del Perú. Sus áreas de investigación son el Sistema Interamericano, Empresas y Derechos Humanos, Derecho Penal Internacional, TWAIL y libertad académica. Integrante del Grupo de Estudios Latinoamericano sobre Derecho Penal Internacional de la Fundación Konrad Adenauer.
Es abogada por la Universidad San Francisco de Quito, y tiene un LL.M. por el Washington College of Law de American University, con enfoque en Derecho Internacional de los Derechos Humanos. Es candidata para el título de Doctora en Derecho por la Universidad Externado de Colombia. Ha trabajado como especialista en la Relatoría Especial para la Libre Expresión de la CIDH, Fundamedios y la Dirección Nacional de DDHH en Ecuador. Actualmente, es Directora del Observatorio de Derechos y Justicia de Ecuador, docente en la Universidad Internacional del Ecuador, y socia fundadora de Gentium Law Consultores.
Abogada costarricense, Máster en Derecho Internacional y Resolución de Conflictos por la Universidad para la Paz de las Naciones Unidas. Actualmente se desempeña como Directora Legal para América Latina en Women’s Link Worldwide, desde donde ejerce como estratega legal, líder de iniciativa y abogada litigante, con una gran responsabilidad para diseñar y liderar complejos proyectos legales, asimismo, es docente en la Universidad para la Paz, y en diversas universidades de Costa Rica. Anteriormente trabajó en el Centro por la Justicia y el Derecho Internacional (CEJIL) como Directora del Programa para Centroamérica y México, en la Secretaría General de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO) y como consultora internacional. Marcia se especializa en el litigio estratégico con enfoque de género e interseccional.
Doctor en Derecho por la Universidad Complutense de Madrid. Especialista en Derecho Constitucional por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), y en Derecho Constitucional y Ciencia Política por el Centro de Estudios Políticos y Constitucionales (Madrid). Licenciado en Derecho por la Universidad Autónoma de Guerrero (México). Es Investigador Nacional nivel I del Sistema Nacional de Investigadores del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (CONACYT, México). En representación de México es miembro del Grupo de Justicia Constitucional y Derechos Fundamentales del Programa Estado de Derecho para Latinoamérica de la Fundación Konrad Adenauer.