La Justicia sin Venda: La corrupción judicial en América Latina

7 de Marzo de 2024
La Justicia sin Venda: La corrupción judicial en América Latina
Crédito foto: Juan Camilo Herrera

¿Corrupción en la administración de justicia? ¿Cómo está Latinoamérica? ¿Cuáles son las causas y qué hacer?

El contexto de Latinoamérica

La corrupción en América Latina es un fenómeno creciente, generando mayor preocupación en entidades como los cuerpos de policía y la justicia penal. Sobre esta última, Transparencia Internacional (TI) define la corrupción judicial como “toda influencia inapropiada ejercida por cualquier actor del sistema de tribunales sobre la imparcialidad del proceso judicial”.

En 2007, el Informe Global de la Corrupción de TI arrojó que países de la región como México, Perú y Venezuela se encontraban entre los 20 países en donde se empleaba de forma recurrente el soborno a fin de obtener acceso a la justicia o un resultado “justo” en un tribunal. Para 2023, las Américas presentan un estancamiento en los altos índices de corrupción: en una escala del 0 al 100 siendo 0 muy corrupto y 100 sin ápice de corrupción, la región presenta, como media, 43 de 100. Así mismo, la región presenta índices bajos de capacidad de combatir la corrupción según el índice elaborado por Control Risks.

Una de las causas de estos incrementos de corrupción regional ha sido el aumento de la capacidad de cooptación de los grupos de crimen organizado. En las últimas décadas, la criminalidad se ha diversificado, especializado y globalizado. Bajo este contexto, como señala Gary Becker en su obra Economía del Crimen (1995), una persona es más propensa a cometer un delito si la utilidad esperada excede la utilidad que podría obtener usando su tiempo y recursos en otras actividades. Generando una distorsión de la capacidad disuasiva de la pena. Como lo resalta la teoría de criminología ambiental: en ausencia de controles y castigos, se reduce el riesgo para el infractor y se genera la oportunidad para la comisión del delito.

La concepción clásica del Estado de Derecho se basa en un sistema de pesos y contrapesos, en el cual todos los poderes públicos se controlan entre sí, para evitar el abuso de poder por parte de uno de ellos. La rama más débil del poder público es la rama judicial, no sólo porque depende del ejecutivo para hacer efectiva sus decisiones, sino porque carece de la legitimidad democrática que fundamenta tanto al poder ejecutivo como al poder judicial. En una democracia liberal, el poder soberano reside en el legislativo, como representante del pueblo, y, por ello, quienes conforman el poder judicial se deben someter al imperio de la ley. En esta concepción, los jueces se limitaban a ser la boca de la ley y a resolver las disputas con referencia única y exclusivamente al texto legal.

Sin embargo, desde el realismo jurídico norteamericano, y sobre todo desde los estudios críticos del derecho, se ha comprendido que la judicatura no se somete solamente a la ley, sino que los jueces y las juezas en sus decisiones reflejan sus actitudes políticas y sus concepciones del Estado. Esto no hace que su trabajo sea ilegítimo, sino que nos obliga a conocer la visión política de quienes integran la judicatura para poder predecir las decisiones y garantizar su racionalidad. En la medida en que el derecho es política, debe buscarse la mejor concepción de ella en la Constitución política y, por ello, jueces y juezas progresistas se han basado en los textos constitucionales para inaplicar leyes que consideran injustas y violatorias de los derechos fundamentales.

La justicia como contrapeso y lucha contra contra la corrupción

En la década del 80 y del 90 esta concepción del derecho fue puesta a prueba. La corrupción en muchos países era generalizada y los jueces se convirtieron en la única barrera de protección del Estado de Derecho. Ante el fracaso de los parlamentos por representar debidamente al pueblo, la ciudadanía llevó sus reclamos ante los jueces, para que desde la justicia se luchara contra la corrupción de los agentes del Estado. Son conocidos los casos italianos y español en el que los jueces se convirtieron en los líderes de la lucha contra la corrupción. En Italia, por ejemplo, el proceso mani pulite se convirtió en el espacio de lucha contra la corrupción política y contra la captura del poder legislativo por parte de las mafias.

En América Latina, la corrupción del poder político ha sido endémica y ha penetrado al poder ejecutivo y al poder legislativo. En las dos últimas décadas, el papel de los jueces ha sido crucial en la defensa de los derechos humanos, con la sanción de los miembros de gobiernos autoritarios que cometieron graves violaciones a los derechos humanos, como ha sido el caso en Argentina, Chile y Uruguay; con el control al deseo del ejecutivo de extender su mandato de manera inconstitucional, como fue el caso de los gobiernos de Fujimori en Perú y de Uribe en Colombia;  y con la persecución al crimen organizado, incluso con riesgo para sus propias vidas, como ha sido el caso en México y en Colombia (Ver al respecto: Ocanto, 2016; Feierstein, 2015; Lessa, 2022; DeGregori, 2016; Sánchez Rivera, 2012; Trejo & Ley, 2022).

La confianza minada frente a la administración de justicia en la región

 El poder judicial se había convertido en el baluarte de la democracia en América Latina. Pese a los problemas de recursos económicos, que afectaban su eficiencia, se daba un compromiso por servir de control del poder político y por ejercer de la mejor manera posible su labor de contrapeso.  Sin embargo, en los últimos años se han conocido casos de corrupción judicial en la región que han minado la confianza de la ciudadanía en la justicia, en especial en la justicia penal.

En Colombia, por ejemplo, se conoció el caso del cartel de la toga, en el cual algunos jueces de la Corte Suprema recibían dinero a cambio de decisiones favorables a una de las partes del proceso. Esto se conoció gracias a la colaboración con la justicia de uno de los cómplices del cartel, el fiscal anticorrupción de la Fiscalía General de la Nación.  Esta institución también ha sido objeto de críticas, debido a los presuntos nexos del crimen organizado con algunos altos funcionarios sin que, a la fecha, se hayan tomado las medidas necesarias para una adecuada depuración de la institución.

En Perú también se han presentado actos de corrupción como el caso Odebrecht, en donde dos fiscales especializados fueron destituidos por presiones de políticos y posteriormente reintegrados luego de las acusaciones al fiscal Pedro Chávarry de “encubrir” a la líder opositora Keiko Fujimori y el expresidente Alan García. El homicidio del fiscal antimafia paraguayo, Marcelo Pecci, ocurrido en unas playas de Colombia en 2022 es un ejemplo de la estrategia del crimen organizado cuando la estrategia de la corrupción falla, emplean la violencia.

Así mismo, es cierto que la justicia siempre ha tenido un sesgo de clase muy claro, al punto que se entiende que la justicia es solo para los pobres y que el aparato judicial está para beneficiar a los poderosos y para perjudicar a las clases subalternizadas. Los estudios de la criminología crítica en la década de los ochenta mostraban cómo desde la definición legal se establecían barreras que hacían imposible el juzgamiento y condena de los poderosos responsables de delitos. También es conocido el sesgo racial y de género de la judicatura. Pero lo que es nuevo en esta corrupción del poder judicial y de los jueces penales, es que no son actos aislados, sino que las instituciones aparecen capturadas por los corruptos para beneficiar a un grupo determinado de criminales (Al respecto, ver: Sandoval Huertas, 1985; Alexander, 2020; Sugarman, 1983; Benavides Vanegas (ed), 2017).

Las causas estructurales que subyacen

¿Cuáles son las causas de esta debacle del poder judicial? En primer lugar, los procesos de selección, que están determinados políticamente y con convocatorias que son en apariencia abiertas pero que, al final, dependen de la valoración subjetiva de quienes seleccionan a los candidatos y de quienes eligen a los jueces. Lo que antes se concebía como una suerte de aristocracia judicial, adonde llegaban los mejores jueces a los cargos más altos, se ha convertido en una kakistocracia, esto es, el gobierno de los más ineptos e incompetentes (Al respecto, ver: Bergalli, 1999; Gómez Calderón, 2018; Carvajal Martínez, Hernández Díaz, & Rodríguez Martínez, 2019).

Adicionalmente, en gran parte de los Estados de la región, los miembros de las altas cortes son seleccionados por el poder legislativo o por cuerpos dependiente de él, con lo que se afecta la independencia del poder judicial y se les pone en riesgo de ser permeables a las presiones de los congresistas o de intereses a los que ellos representan.

Adicionalmente, la proliferación de facultades de derecho, con malos profesores y con pésima formación académica y ética, hace que quienes terminan llegando a los cargos de jueces y juezas no estén bien preparados moral y jurídicamente y que vean en el cargo judicial una oportunidad para enriquecerse en el menor tiempo posible.  Desde hace muchos años se habla de una reforma a la justicia. Pero ello no puede hacerse sin un adecuado diagnóstico del problema y sin estar dispuesto a que la reforma sea integral, comenzando con las instituciones en las que se preparan los abogados y abogadas que luego integrarán la rama judicial.

Citación académica sugerida: Benavides Vanegas, Farid Samir y Torres Pinzón, María Paula. La Justicia sin Venda: La corrupción judicial en América Latina. Agenda Estado de Derecho. 2024/03/07. Disponible en: https://agendaestadodederecho.com/la-corrupcion-judicial-en-america-latina/

Palabras clave: Corrupción, justicia, Latinoamérica

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ACERCA DE LOS AUTORES
Farid Samir Benavides Vanegas, PhD

Profesor de Justicia Transicional del Departamento de Filosofía – Universidad Nacional de Colombia

María Paula Torres Pinzón, MA

Académica independiente

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Silvia Serrano

Abogada colombiana, LLM en International Legal Studies por la Universidad de Georgetown y Máster en Argumentación Jurídica por la Universidad de Alicante. Es candidata a Doctora en Derecho por la Universidad de Georgetown. Actualmente se desempeña como Directora Asociada en el O'Neill Institute for National and Global Health Law y es docente en la Universidad de Georgetown y en programas de especialización y maestría en diversas universidades de América Latina. Anteriormente trabajó en la Comisión Interamericana de Derechos Humanos donde tuvo varios cargos, principalmente como Coordinadora de la Sección de Casos a cargo de la etapa de fondo y del litigio ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos.

Ariana Guevara Gómez

Es profesora ayudante e investigadora predoctoral en el Departamento de Ciencia Política y Relaciones Internacionales de la Universidad Autónoma de Madrid (UAM). Tiene un Máster en Democracia y Gobierno, y un Máster en Gobernanza y Derechos Humanos, ambos de la UAM. Es licenciada en Comunicación Social por la Universidad Central de Venezuela. Es integrante del Lab Grupo de Investigación en Innovación, Tecnología y Gestión Pública de la UAM. Su tesis doctoral aborda la relación entre género, tecnologías y sector público, con un especial énfasis en la Inteligencia Artificial. También ha publicado sobre innovación pública y colaboración entre administraciones públicas y ciudadanía. Formó parte del equipo editorial de Agenda Estado de Derecho desde 2020 hasta febrero de 2022.

Catalina Fernández Carter

Abogada de la Universidad de Chile y Magíster en Derecho Internacional de la Universidad de Cambridge. En el ámbito profesional, se ha desempeñado en el extranjero como asistente legal en la Corte Internacional de Justicia y consultora para la International Nuremberg Principles Academy. En Chile, ha trabajado como abogada para el Comité para la Prevención de la Tortura, y actualmente se desempeña en la División de Derechos Humanos del Ministerio de Relaciones Exteriores de Chile. Asimismo, es académica de Derecho Internacional Público en la Universidad de Chile. Sus áreas de investigación incluyen el derecho internacional de los derechos humanos, la regulación de la actividad policial y su conformidad con estándares internacionales, el derecho internacional humanitario y el derecho penal internacional.

Edison Lanza

Ex Relator Especial para la Libertad de Expresión de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) hasta el 5 de octubre de 2020. Abogado y docente uruguayo egresado de la Facultad de Derecho de la Universidad de la República de Uruguay (Udelar). Actualmente es senior fellow en El Diálogo Interamericano (The Interamerican Dialogue) y consultor en libertades informativas de UNESCO y organizaciones de la sociedad civil. Se desempeña como Secretario de Relaciones Internacionales y Gobierno Abierto del Gobierno de Canelones (Uruguay).

Docente y conferenciasta en el campo de la libertad de expresión y el derecho a la información en prestigiosas universidades, entre ellas American University (Washington), Unam (México), Universidad Carlos III (España), Stanford (California), Universidad del Pacífico (Perú), UBA (Argentina) Universidad Diego Portales (Chile), Udelar (Uruguay) y Universidad de los Andes (Colombia). Periodista, columnista y colaborador asiduo en distintos medios de comunicación.

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José Luis Caballero Ochoa es Licenciado en Derecho por el Tecnológico de Monterrey, Campus Chihuahua; Maestro en Derecho, por la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional Autónoma de México, y Doctor en Derecho por la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED) de España. Diplomado en derechos humanos y procesos de democratización por la Universidad de Chile. Pertenece al Sistema Nacional de Investigadores. Es académico – investigador en el Departamento de Derecho en la Universidad Iberoamericana, Ciudad de México, del que fue su Director por seis años. Actualmente es Comisionado de la Comisión Internacional de Juristas. Ha participado o participa en diversas comisiones o consejos públicos, ciudadanos y académicos en México, entre los que destacan: el Consejo de la Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal; la Junta Directiva del Instituto Federal de la Defensoría Pública; el Comité Consultivo del Centro de Estudios Constitucionales de la Suprema Corte de Justicia de la Nación; el Comité Académico y Editorial del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación la Comisión de Selección del Comité de Participación Ciudadana del Sistema Nacional Anticorrupción, entre otros. Docente en diversos programas académicos en materia de derecho constitucional y derechos humanos en centros de educación superior nacionales, y ponente en congresos y foros académicos especializados en México, Argentina, Brasil, Chile, Guatemala, Colombia, España, Estados Unidos y Perú. Su papel como consultor y especialista ha implicado la elaboración de proyectos de ley, dictámenes técnicos bajo la figura de amicus curiae y peritajes internacionales. Su obra publicada consiste en más de 80 capítulos de libros y artículos en revistas especializadas sobre derecho constitucional, derechos humanos y derecho internacional de los derechos humanos, así como algunos libros en estas materias.

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Doctorando en Derecho por la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires (Argentina); Master en Derecho Penal y Procesal Penal por Osgoode Hall Law School, Universidad de York (Canadá); Diplomado Latinoamericano sobre Reforma Procesal Penal por la Facultad de Derecho de la Universidad Diego Portales (Chile); Abogado con orientación en Derecho Penal por la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires (Argentina). Actualmente es el Director de Relaciones Internacionales del Instituto de Estudios Comparados en Ciencias Penales y Sociales (INECIP). Durante 8 años fue el Director del Área de Capacitación del Centro de Estudios de Justicia de las Américas (CEJA), organismo internacional de la Organización de Estados Americanos (OEA), creado en 1999 por resolución de la Asamblea General de la OEA, con sede en Santiago de Chile.

María Luisa Piqué

Fiscal de la Procuración General de la Nación Argentina. Es abogada por la Universidad de Buenos Aires, donde se recibió con diploma de honor, Especialista en derecho penal y procesal penal por la Universidad Torcuato Di Tella y Máster en Derecho por la Universidad de Georgetown. Fue becaria de la Fundación Fulbright y perita de la Corte Interamericana de Derechos Humanos. Es profesora de Garantías Constitucionales del Derecho Penal Sustantivo y Procesal Penal de la Universidad de Buenos Aires, de Género y Derecho Penal en la Maestría en Derecho Penal de la Universidad de San Andrés y profesora invitada en distintas universidades, de grado y posgrado. Es autora de varios artículos en publicaciones académicas sobre temáticas de género y derecho penal y de garantías constitucionales en el proceso penal.

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Director Ejecutivo de Fundación Ciudadanía y Desarrollo, contacto nacional de Transparencia Internacional en Ecuador. Abogado y máster en Dirección y Gestión Pública, así como en Acción Política, Fortalecimiento Institucional y Participación Ciudadana en el Estado de Derecho. Fue miembro suplente de la Asamblea Nacional Constituyente de Ecuador y asesor constitucional en el Consejo de Participación Ciudadana. Fellow del Centro para la Democracia, el Desarrollo y el Estado de Derecho de la Universidad de Stanford. Consultor para organizaciones nacionales e internacionales en temas de derechos humanos, libertad de expresión, acceso a la información, participación ciudadana, transparencia y lucha contra la corrupción.

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Doctor en Ciencias Políticas de la Universidad de la República de Uruguay, magíster en Estudios Políticos por la Universidad Metropolitana de Venezuela y licenciado en Comunicación Social por la Universidad Santa María con especialización en Gobernabilidad y Gerencia Política por la Universidad Católica Andrés Bello y The George Washington University. Autor del libro «Venezolanos en el Uruguay» (2019). Trabaja como editor de la plataforma Diálogo Político y coordinador de proyectos del Programa Regional Partidos Políticos y Democracia en América Latina de la Fundación Konrad Adenauer.

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Abogado egresado de la Universidad Francisco Marroquín de Guatemala y con un Máster en Economía de la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid. En la actualidad, desempeña el cargo de Editor Asistente en el blog de la International Association of Constitutional Law (IACL) y es Director del área de Estudios Jurídicos en la Fundación Libertad y Desarrollo, un think tank basado en Ciudad de Guatemala. A nivel docente, ejerce como profesor tanto en la Universidad del Istmo como en la Universidad Francisco Marroquín de Guatemala. Adicionalmente, es columnista para el periódico guatemalteco La Hora. Sus principales áreas de investigación son el derecho constitucional y el derecho electoral.

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Leonardo Nemer Caldeira Brant

Juez electo de la Corte Internacional de Justicia, además de profesor y director del Departamento de Derecho Público de la Universidad Federal de Minas Gerais (UFMG) y fundador del Centro de Derecho Internacional (CEDIN) y del Anuario Brasileño de Derecho Internacional. Tiene un máster de la UFMG y un doctorado de la Universidad París X Nanterre, y ha trabajado como jurista adjunto en el CIJ. Ha sido profesor visitante en el Institut des Hautes Études Internationales de la Université Panthéon-Assas Paris II, la Université Caen Basse-Normandie, la Université Paris-Ouest Nanterre la Défence y el Centro Lauterpacht de Derecho Internacional (Universidad de Cambridge, Reino Unido).

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Katya Salazar

Directora Ejecutiva de la Fundación para el Debido Proceso (DPLF por sus siglas en inglés) organización regional dedicada a promover el Estado de derecho y los derechos humanos en América Latina. Antes de unirse a DPLF, fue Coordinadora Adjunta de la Unidad de Investigaciones Especiales de la Comisión de la Verdad de Perú, a cargo de la investigación de graves violaciones de derechos humanos ocurridas durante el conflicto armado interno en ese país. Previamente trabajó en la Adjuntía para los Derechos Humanos de la Defensoria del Pueblo de Perú y formó parte del equipo legal de la Coalición Contra la Impunidad (Alemania) que promovió el procesamiento penal en ese país de militares argentinos responsables de la desaparición de ciudadanos alemanes durante la dictadura argentina. Katya realizó sus estudios de derecho en la Pontifica Universidad Católica del Perú y de maestría en derecho internacional público en la Universidad de Heidelberg, Alemania.

Carlos Arturo Villagrán Sandoval

Experto afiliado al Constitution Transformation Network de la Universidad de Melbourne e investigador asociado de la Universidad Rafael Landívar de Guatemala. Doctor en Derecho por la Escuela de Derecho de la Universidad de Melbourne y una Maestria en Derecho Público e Internacional en esa misma casa de estudios, y una Licenciatura en Ciencias Jurídicas y Sociales de la Universidad Rafael Landívar. Tiene experiencia en gobierno, especificamente en negociacion de tratados y convenciones, litigio en instancias internacionales e implementacion de instrumentos en materia de derechos humanos, y como consultor para organismos financieros internacionales.

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Candidato a doctor por la Facultad de Derecho de la Universidad de Ottawa (Canadá). Director de la Clínica de Derechos Humanos del Centro de Investigación y Enseñanza en Derechos Humanos (HRREC) y profesor de la Sección de Derecho Civil de la Universidad de Ottawa. Anteriormente trabajó en la Comisión Andina de Juristas, el Tribunal Constitucional y el Ministerio de Justicia y Derechos Humanos del Perú. Sus áreas de investigación son el Sistema Interamericano, Empresas y Derechos Humanos, Derecho Penal Internacional, TWAIL y libertad académica. Integrante del Grupo de Estudios Latinoamericano sobre Derecho Penal Internacional de la Fundación Konrad Adenauer.

María Dolores Miño

Es abogada por la Universidad San Francisco de Quito, y tiene un LL.M. por el Washington College of Law de American University, con enfoque en Derecho Internacional de los Derechos Humanos. Es candidata para el título de Doctora en Derecho por la Universidad Externado de Colombia. Ha trabajado como especialista en la Relatoría Especial para la Libre Expresión de la CIDH, Fundamedios y la Dirección Nacional de DDHH en Ecuador. Actualmente, es Directora del Observatorio de Derechos y Justicia de Ecuador, docente en la Universidad Internacional del Ecuador, y socia fundadora de Gentium Law Consultores.

Marcia Aguiluz

Abogada costarricense, Máster en Derecho Internacional y Resolución de Conflictos por la Universidad para la Paz de las Naciones Unidas. Actualmente se desempeña como Directora Legal para América Latina en Women’s Link Worldwide, desde donde ejerce como estratega legal, líder de iniciativa y abogada litigante, con una gran responsabilidad para diseñar y liderar complejos proyectos legales, asimismo, es docente en la Universidad para la Paz, y en diversas universidades de Costa Rica. Anteriormente trabajó en el Centro por la Justicia y el Derecho Internacional (CEJIL) como Directora del Programa para Centroamérica y México, en la Secretaría General de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO) y como consultora internacional. Marcia se especializa en el litigio estratégico con enfoque de género e interseccional.

Alfonso Herrea

Doctor en Derecho por la Universidad Complutense de Madrid. Especialista en Derecho Constitucional por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), y en Derecho Constitucional y Ciencia Política por el Centro de Estudios Políticos y Constitucionales (Madrid). Licenciado en Derecho por la Universidad Autónoma de Guerrero (México). Es Investigador Nacional nivel I del Sistema Nacional de Investigadores del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (CONACYT, México). En representación de México es miembro del Grupo de Justicia Constitucional y Derechos Fundamentales del Programa Estado de Derecho para Latinoamérica de la Fundación Konrad Adenauer.