6 de Marzo de 2025
Reforma Judicial en México: Un precedente preocupante para América Latina

La reforma judicial en México, que establece la elección popular de jueces, amenaza la independencia judicial y favorece la injerencia política, creando un precedente preocupante para la estabilidad democrática en América Latina.
La reforma judicial en México fue una propuesta presentada en febrero de 2024 por el expresidente Andrés Manuel López Obrador para que, entre otros temas, todos los jueces a nivel federal y estatal sean elegidos por voto popular. Esto incluye desde los ministros de la Suprema Corte de Justicia, la más alta jerarquía, hasta los jueces locales de menor jerarquía.
Además, la reforma crea un Tribunal de Disciplina Judicial y un órgano de administración judicial, para sustituir a los consejos de la judicatura, antes encargados de la administración, disciplina y vigilancia del poder judicial.se agregó es
El expresidente López Obrador justificó la reforma en que era necesario democratizar la judicatura para combatir la corrupción y tener un poder judicial más cercano a la gente. Argumentó que la judicatura responde a los intereses de unos cuántos y no al interés de la mayoría.
Esta propuesta fue presentada en el último año de sus seis como presidente, en una administración caracterizada por constantes ataques a la judicatura federal, incluyendo ministros, magistrados y jueces en específico, la mayoría de las veces por resoluciones contrarias a la agenda del presidente o de su partido.
Después de las elecciones en las cuales el partido del presidente obtuvo las mayorías necesarias en el poder legislativo, y tras un procedimiento legislativo problemático por las distintas protestas en contra a lo largo y ancho del país, la reforma fue aprobada. El texto de la reforma ha tenido grandes críticas, no solo por el fondo, sino por la falta de técnica legislativa, en donde hay decenas de interrogantes respecto a su implementación.
Si bien no hay ningún estándar normativo internacional que establezca que los jueces no pueden ser electos popularmente, sí hay todo un desarrollo jurisprudencial en el sistema interamericano de derechos humanos y estándares internacionales del sistema de Naciones Unidas, que establecen la necesidad de contar con un sistema de selección para nombrar a personas íntegras e idóneas con la formación y calificaciones jurídicas necesarias. Establecen estos estándares internacionales que este debe hacerse en un proceso objetivo, transparente, que garantice la participación de la sociedad civil y que permita participar a las personas en una situación de igualdad.
Dentro de los aspectos que más preocupan sobre esta reforma está el riesgo de politización del poder judicial. Tomando en cuenta que los candidatos para ser votados en elección popular salieron de un proceso complejo que involucró al poder ejecutivo, legislativo y judicial, pasando un primer filtro de simpatía con estos poderes para ser considerado, además de la consecuencia de sentirse presionados a tomar decisiones que agraden o atiendan los intereses de quienes los propusieron.
Las preocupaciones, no terminan con el nombramiento de los juzgadores, sino que continúan durante el ejercicio del cargo. Si después de esto, un perfil alcanza los más altos niveles de la judicatura con la intención de decidir de forma independiente, el nuevo tribunal de disciplina judicial estará atento a quienes resuelvan en contra de los intereses específicos en el caso. Este Tribunal al contar con amplias facultades de disciplina sobre incluso, los ministros de la Suprema Corte y pocos medios de defensa.
La judicatura en su esencia es un poder contramayoritario (lo cual no quiere decir que sea anti-democrático) y de contrapeso al poder político. Por eso es por lo que controlar la judicatura es una gran tentación para el poder público, y los esfuerzos a lo largo de los años han sido hacia procesos que buscan minimizar la influencia política directa, fortaleciendo así la independencia judicial.
En los últimos años, América Latina ha visto un aumento en regímenes autocráticos o con rasgos autocráticos que buscan consolidar el poder y limitar la independencia de las instituciones. A raíz de la pandemia se dictaron medidas extraordinarias (algunas todavía vigentes) que buscaron poner un límite a los contrapesos. En otros países, hemos visto evidentes interferencias y ataques en la judicatura para controlar las judicaturas.
La erosión democrática que se está viendo en la región se caracteriza por un proceso gradual y sutil, donde los líderes, muchas veces democráticamente electos, debilitan las instituciones democráticas y los valores esenciales como la independencia judicial, la competencia electoral, los derechos de expresión y asociación, la profesionalización institucional y el estado de derecho sin consolidar lo que conocemos como una dictadura en términos clásicos. Además, los efectos de lo que se le ha denominado “constitucionalismo abusivo”, mediante la manipulación de mecanismos constitucionales de manera legal pero engañosa, permite consolidar el poder y debilitar la democracia, por ejemplo, a través de reformas constitucionales que reducen los frenos y contrapesos bajo una apariencia de legalidad y legitimidad democrática.
Hoy, México pone el mal ejemplo a regímenes que no han logrado controlar completamente la judicatura, creando un sistema sin precedentes en Latinoamérica para que jueces de todos los niveles sean electos popularmente en países en los que la narrativa oficial obtiene las mayorías, sumado a un desinterés social amplio por los temas de independencia judicial. La reforma constitucional aprobada, desde el discurso de difamación que se gestó durante los primeros años del sexenio y puso las semillas para que se consolidara una narrativa difamatoria en contra de la judicatura, hasta el proceso de reforma apresurado y lleno de irregularidades pasan a formar parte del manual perfecto para la captura y erosión de la independencia judicial en las Américas. s
En octubre de 2024, por ejemplo el Presidente de Colombia Gustavo Petro ya mencionó que dadas las relaciones traumáticas entre ejecutivo y judicatura habría que voltear a ver experiencias como las de México. Si bien Colombia ha sido una de las democracias consolidadas en la región, el voltear a ver a México como una opción para la judicatura ya lanza un mensaje de intimidación a la judicatura colombiana.
Si otros países de la región siguen el ejemplo de México, podría haber un efecto dominó que comprometa la estabilidad democrática en América Latina.
Si bien no hemos visto una reforma de la magnitud de la reforma en México, hemos visto en Bolivia un vistazo de lo que la elección popular puede implicar para un país, que terminó en la completa politización de la justicia.
Las reformas a la judicatura deben ir en sentido de fortalecer la carrera judicial para garantizar jueces y magistrados profesionalizados, con garantías de inamovilidad, seguridad jurídica y física, así como medidas de integridad y anticorrupción para que la judicatura tampoco se convierta en un órgano impune y autocomplaciente.
La reforma judicial en México establece un precedente preocupante para el Estado de derecho en América Latina, ya que representa un claro intento de control político sobre un poder tradicionalmente independiente. Aunque algunos justifican estas reformas bajo la premisa de democratizar la judicatura, el verdadero impacto es la erosión de la independencia judicial, lo que a la larga provoca un debilitamiento de los contrapesos esenciales para una democracia funcional.
Si bien, no todos los países de la región han adoptado reformas de esta magnitud, los ejemplos en Bolivia y las declaraciones recientes del presidente de Colombia, Gustavo Petro, sugieren que este tipo de iniciativas podrían expandirse poniendo en riesgo la estabilidad democrática en toda la región.
Es importante que la región pueda reflexionar sobre las implicaciones a largo plazo de tales reformas y abogar por sistemas judiciales que verdaderamente sirvan a la justicia y no a intereses políticos. La judicatura federal en México fue un buen ejemplo en la región de contrapeso contra mayoritario, por ejemplo, en casos emblemáticos de derechos humanos. Derechos de la comunidad LGBTQ+ han tenido grandes avances en México gracias al papel contra mayoritario de los jueces. Si bien no es la preocupación en este momento, esta misma reforma puede en un futuro dar el control de la judicatura a un grupo de ultraderecha para revertir avances en materia de derechos humanos.
Palabras claves: independencia judicial, México, poder judicial.
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Director Ejecutivo Adjunto del Cyrus R. Vance Center for International Justice del Colegio de Abogados de la Ciudad de Nueva York. Es Abogado por la Escuela Libre de Derecho y Maestro en Derecho por la Universidad de Columbia, donde se graduó como Harlan Fiske Stone Scholar y recibió el Parker School of Foreign and Comparative Law Recognition of Achievement. Ha trabajado en los tres poderes del gobierno federal en México, desempeñándose como titular de la Unidad de Ética, Integridad Pública y Prevención de Conflictos de Interés de la Secretaría de la Función Pública, así como de la Coordinación de Asuntos Internacionales y Agregadurías de la Fiscalía General de la República. Anteriormente, fue asesor en el Senado de la República y del Presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación.
Asesor de Integridad Institucional del Cyrus R. Vance Center for International Justice del Colegio de Abogados de la Ciudad de Nueva York. Abogado por la Universidad de Guanajuato y Maestro en Derecho por la Universidad de Georgetown, donde se graduó como Global Health Scholar. Ha trabajado en el Consejo de la Judicatura Federal, la Sala Superior del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación y la Suprema Corte de Justicia de la Nación. También ha colaborado en el O’Neill Institute for National and Global Health en temas de derecho y salud global.